Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Juan Clemente:
5
Romance. Drama Nueva York, años 50. Therese Belivet (Rooney Mara), una joven dependienta de una tienda de Manhattan que sueña con una vida mejor, conoce un día a Carol Aird (Cate Blanchett), una mujer elegante y sofisticada que se encuentra atrapada en un matrimonio infeliz. Entre ellas surge una atracción inmediata, cada vez más intensa y profunda, que cambiará sus vidas para siempre. (FILMAFFINITY)
19 de enero de 2016
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Correcta película, correctas interpretaciones, música, guión... que dan como resultado precisamente eso, un film simplemente correcto, que se deja ver, que transcurre sin tener que mirar el reloj cada cinco minutos, cosa por otra parte de gran mérito para los tiempos que corren, pero que en ningún momento se sublima, en ningún momento trasciende.

De acuerdo que una relación entre dos señoras tiene lo suyo de morbosidad, tal como en su día ocurriera con Brokeback Mountain al revés, entre señores; pero tanto en ésta como en aquella, despojándonos de prejuicios y viéndola como si de una historia de amor al uso se tratara y desde el punto de vista del mero argumento, a duras penas podría encontrar sitio entre los telefilms que las televisiones tienen a bien programar los fines de semana a la soporífera hora de la sobremesa, básicamente porque no aporta nada nuevo que no se hubiera tratado en el último siglo de cinematografía mundial.

Sin embargo, algún punto fuerte también sería justo subrayar. Al respecto, sin duda hay que hablar de Kate Blanchett, segura y solvente como casi siempre (no así una Rooney Mara de cara de palo) También es para destacar el principio, conectado con el final o viceversa. Pero lo que, a mi juicio, salva a esta película de la mediocridad es su estética, ambientación, fotografía, dirección artística e, incluso diría, vestuario, que nos trasladan al universo hopperiano, personal e intransferible, presente en la práctica totalidad de planos, tanto interiores como exteriores. Si al cine también se le conoce como el séptimo arte es porque toma cosas prestadas de aquí y de allá, que si la música, que si el teatro, que si la literatura... Pues bien, en lo que a la pintura se refiere, la obra de Hopper es capaz de tomar las riendas estéticas, erigiéndose en protagonista, más allá de clichés mil veces vistos. Aunque siempre se puede decir que para la copia está el original, me parece muy atractiva esa simbiosis entre pintura y cine. La de juego que podría dar.
Juan Clemente
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow