En efecto cumple la película la promesa con que se intitula. Denzel Washington, comiéndonos el tarro, con un secuestro de por medio para que todo acabe... como siempre. Se produce así lo deseado, que estemos viendo la película y tengamos la sensación de estarla reviviendo porque es idéntica a todas las que viene realizando últimamente.

Eso sí, con un guión tramposo que hará las delicias de los poco entendidos en la materia y erizará el vello de cualquiera que tenga relación alguna con la ciencia.

Salu2