Debido a la cantidad y calidad de críticas hoy realizaré una más corta y personal.

Hay una cosa que el tiempo no puede detener en la humanidad: que crezcamos (que maduremos es otro tema). Aunque en la película veamos a Andy jugar con sus juguetes por última vez en realidad los que ya hemos pasado por ello nos emocionamos y lloramos ya que nos reconocemos y recordamos que fuimos una vez niños.

¿Quién de nosotros no jugaba con los soldaditos verdes? ¿Quién no jugaba a indios y vaqueros con los “PlayMobil”? ¿Quién no se llenaba la bañera y jugaba con su barco pirata? ¿Quién no jugaba con su hermana / prima con muñecas (“Barbie”)?
¿Quién recuerda que hicimos con ellos? ¿Sabríais decirme que hicisteis con ellos, dónde acabaron?

Ahora ya somos adultos pero en nuestro interior siempre surge esa vena infantil, o reminiscencia imposible de olvidar y que nos dejó una huella imborrable. Vaya diferencia de épocas ahora los juguetes están terriblemente infestados de tecnología; ¡en nuestra época tan solo no necesitábamos un vaquero, un astronauta y nuestra imaginación! (y un oso de peluche)

Gracias “Pixar” por ésta obra de arte que demuestra que el cine sigue siendo muy grande aunque parezca que se haga para un público infantil.


PD: Sí lo reconozco lloré con ese espléndido final.