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España España · Murcia
Voto de Juanito:
10
Romance. Drama Nueva York, año 1870. Newland Archer (Daniel Day-Lewis), un caballero de la alta sociedad neoyorquina, está prometido con May Welland (Winona Ryder), una joven de su misma clase social. Pero sus sentimientos cambian cuando conoce a la poco convencional prima de May, la condesa Olenska (Michelle Pfeiffer). Desde el principio, defenderá la difícil posición de la condesa, cuya separación de un marido autoritario la ha convertido en una ... [+]
17 de septiembre de 2010
18 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
A raíz de haber visto ya (dos veces) "Shutter Island", me ha dado por revisionar parte de la filmografía de Scorsese. Una de las elegidas ha sido "La Edad de la Inocencia", la sensible adaptación de la novela de Edith Wharton considerada por muchos "poco scorsesiana": quizá porque la gente asocia habitualmente al gran Martin con temas como el crimen o la mafia.

Sin embargo, esta película magníficamente intepretada por Daniel Day Lewis, Michelle Pfeiffer - qué si hubiese justicia en Hollywood hubiese debido llevarse el Oscar ese año... y no estuvo ni nominada -, Winona Ryder y un reparto secundario de campanillas, me parece sumamente scorsesiana. No solo por su realización (esas potentes escenas operísticas...), sino también por su temática: a Scorsese siempre le ha gustado analizar y diseccionar los códigos internos de conducta que rigen a los subgrupos humanos;, y si alguna vez hubo un grupo en el que esos códigos alcanzaban una rigidez y relevancia singular fue precisamente la alta sociedad neoyorquina de finales del siglo XIX y principios del XX.

A través del personaje de Newland Archer, un cachorro de esa sociedad que descubre, con la llegada de la Condesa Olenska, que existe un mundo amplio y tentador más allá de una vida perfectamente planificada y encorsetada, Scorsese disecciona sin piedad esa sociedad restrictiva y un tanto hipócrita que no tolera la disensión en sus filas, y que cuenta con medios para devolver a la oveja descarriada a su redil; y lo hace con escenas de enorme plasticidad, en la que incluso la presentación de las comidas en torno a la mesa sirve como metáfora de la belleza y rigidez de esa grupo humano que intenta vivir al margen de los cambios sociales.

Es también "La Edad de la Inocencia" una película profundamente triste, hecha de renuncias, de amores imposibles y oportunidades perdidas para siempre que dejan una irresistible sensación de melancólica belleza. La extraordinaria banda sonora de Elmer Bernstein se ajusta como un guante a la narración, así como la estupenda selección de temas clásicos como la "Marcha Radeztsky".

En resumen, que vista de nuevo hoy, "La Edad de la Inocencia" me sigue pareciendo un film bello, emocionante y moderno, en el que la historia real transcurre bajo la piel de los personajes y al que creo que Edith Wharton hubiese dado su aprobación.
Juanito
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