Al principio se nos presenta a la protagonista. Una chica que necesita dinero porque debe 100.000 euros por conducir sin seguro en el coche y para mantener el trabajo no se le ocurre otra cosa que ponerse a fumar en la cocina. Muy lista, sí señor. La despiden y tras esto su amigo le enseña a qué se dedica, que no es otra cosa que a entrar de noche en las casas de la gente rica. Ella, que ya lleva alguna copa de más, dice "vamos a entrar en la casa del tipo a quien debo los 100.000 euros para darle un susto". Así de improviso -y sin ninguna dificultad para tratarse de una casa tan lujosa y se supone que segura- entran y no se les ocurre otra cosa que andar como Pedro por su casa. Quitandose la ropa y dejándola por ahí. Todo muy lógico. Luego parece que les van a pillar, pero milagrosamente escapan, pero oh, se dejó el móvil en la casa, así que vuelven y se encuentran con el propietario y para rematar la faena lo secuestran. El empresario secuestrado se muestra muy amable desde el principio (ya podía haber puesto algo más de resistencia) y lejos de parecer asustado parece incluso que le hacen un favor. Y entonces se tiran una hora de película en la montaña sin que ocurra nada. Finalmente como era de esperar el empresario los denuncia y ellos se marchan del país. Final que se ve a leguas, pero al menos es coherente, aunque lo de que entren así los policías es demasiado.
Luego, de vez en cuando sacan a la luz ese discurso revolucionario que en parte puede ser interesante, pero que ni siquier se aprovecha, como tampoco se aprovecha al personaje del empresario para mostrar el otro lado de la moneda.