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España España · Barcelona
Voto de Willis:
7
Comedia. Acción Adolfo, un treintañero que trabaja de segurata, está pasando una mala racha. No sólo le deja su novia de toda la vida por ser un tipo sin ambición sino que, para colmo, se convierte en el objetivo de una serie de matones liderados por Vázquez, un peligroso criminal que acaba de escapar de la cárcel. Además descubre que su padre tiene una doble identidad. No es un payés dedicado a la producción de embutidos, como él ha creído toda la ... [+]
21 de septiembre de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuentan que John Ford afirmó, en una de sus numerosas "boutades", que el cine consistía en filmar a Henry Fonda andando. Y uno casi se lo cree, viendo los elegantes andares de Fonda en alguna de las películas del maestro, tanto que solo su sobria estampa en movimiento se nos antoja pura historia del cine y de América. Pensé en ello al empezar a ver “Anacleto” cuando Imanol se da su largo paseo solitario por el desierto, vestido de traje negro y fumando sin parar. Ruiz Caldera se recrea en los andares del héroe en la escena inicial del filme, ahí está nuestro hombre: chulo de pies a cabeza, con mala leche, fanfarrón sobrado sin sombra de duda: “Anacleto nunca falla”,risible en su insensatez, pasado de vueltas y de años, absolutamente inverosímil.

Pero lo cierto es que los andares de Imanol convencen y la escena inicial te atrapa por su solvencia formal. Anacleto se nos presenta con la convicción y la fuerza de un héroe clásico aunque sabemos que solo es un payaso. Y ahí está la clave de la película: actores que lo bordan, buena historia, excelente guión y factura técnica impecable. Un buen producto al servicio del disparate más hispano-frikie que uno pueda imaginar. En efecto, la verdad es que la película no tiene ni pies ni cabeza, es un auténtico esperpento, y eso es exactamente lo que pretendía ser y lo que es.

Particularmente me reí como hacia años que no me reía en un cine y poco más se puede decir- aunque quizás sea lo máximo que se puede decir- y justo al salir uno se da cuenta que lo más sensato es no comentar nada del film y menos aun tratar de explicarse o explicar por qué se ha reído uno como un bellaco. Bueno, solo debo añadir en mi contra que siempre admiré al gran Vázquez, y sigo admirando al gran Ibáñez, y con ellos a los esforzados dibujantes gamberros “Ases del humor”, que conseguían hacerte reír con tan poco - un sencillo dibujo en apariencia-, y que mi gratitud para ellos durará mientras viva.

Por suerte para nosotros, hoy en día el cine es vasto, complejo y variado. Los clásicos siguen siendo los clásicos, pero hay otras muchas cosas, como Anacleto, por ejemplo. Así que antes de entrar en una sala hay que informarse; cuanto más, mejor. Pero en este caso es fácil: ¿Leyó usted las historietas de Bruguera? ¿Le gustaban y se reía? Si es usted demasiado joven búsquelos y écheles una ojeada. Si la respuesta es un doble sí, entonces no lo dude y vaya a verla con el espíritu burlón y despreocupado que requiere.
Willis
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