La película posee un notable atractivo y un indudable sentido del ritmo narrativo que proporciona a la historia una dosis adicional de interés.
Sin embargo, la caracterización psicológica de algunos personajes resulta algo tosca, por falta de matices, en la fase del planteamiento argumental.
En su desarrollo, posteriormente, exhibe las propiedades de un guión impecable capaz de mantener el nivel de atención a máxima altura.
D. Suchet ofrece otra de sus memorables interpretaciones ambientada como casi siempre en unos escenarios magníficos donde la fotografía resulta exquisita y sus evanescentes tonos pastel contrastan con la violencia del asunto que se dirime.