Con un divertido aire de comedia y un indudable trasfondo social, la propuesta de Daniel Cohen se apoya en una historia bien elaborada y en un guión trabajado a conciencia.
El argumento puede parecer baladí pero resulta muy interesante y sus hechuras cinematográficas demuestran una competencia excelente.
Acierto en la selección de los gags, capacidad de fabulación. coherencia y dinamismo en la acción se funden en el abrazo de la complicidad para que el espíritu de la comicidad obtenga la máxima expresión.
El fondo y la forma caminan en la misma dirección y el resultado es una encantadora película cuyo sentido del humor acredita altos vuelos.