He tardado un año en ver está nueva versión de Anna Karenina, debido a las altas expectativas que tuve en un principio, y que no tardaron en venirse abajo, según empecé a oír críticas sobre ella. Críticas bastante acertadas, porque me parece una versión horrible.

Cuando tienes ante ti una obra como ésta de Tolstoi, la historia y los personajes lo son todo, y en está película, pasan a un segundo plano en pos de la estética y el vestuario.
Entiendo que si coges una obra tan trillada y versionada como lo es Anna Karenina, quieras darle un soplo de aire fresco y un toque personal, pero en mi opinión, aquí no funciona porque una gran historia se convierte en algo mucho menor.

A pesar de que Tolstoi crea una gran obra de la literatura, Anna siempre me ha parecido el personaje menos interesante de ella; mientras que los personajes secundarios y su marido, el príncipe Karenin, me han despertado más cariño. Cuando me leí el libro se me hizo imposible simpatizar con ella, y es uno de los personajes que peor me caen de la literatura. Pero en esta película, se me hace muchísimo más difícil simpatizar con ella.
Me encanta Keira Knightley, pero creo que no era la protagonista adecuada para esta película. Cansa que Wright siempre escoja a la misma actriz para el mismo tipo de papel. Creo que Keira se está encasillando demasiado; y que Wright siempre trata de contarnos el mismo tipo de historia aunque resultando más pretencioso en cada una que pasa. Lo que en "Orgullo y prejuicio" y en "Expiación" sí le funciona, no lo hace en ésta.

En definitiva, sin querer enrollarme más, la belleza del vestuario y la estética, en está ocasión, suponen la cara y la cruz de la película. La cara porque es lo único salvable de ella; y la cruz por lo mismo, porque es lo único que nos ofrece.

Lo mejor: El vestuario, su "corta" duración y Jude Law, el actor más comedido y creíble de toda la película.
Lo peor: El estilo teatral, rimbombante y recargado de la película, que resulta extremadamente afectado y pretencioso.