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Kirguistán Kirguistán · Madrid
Voto de javitzu:
9
Drama En una mansión, cuatro señores se reúnen con cuatro exprostitutas y con un grupo de jóvenes de ambos sexos, partisanos o hijos de partisanos, que han sido hechos prisioneros. Nadie en la casa puede eludir las reglas del juego establecidas por los señores; toda transgresión se castiga con la muerte. Además, ellos gozan de la facultad de disponer a su antojo de la vida de los cautivos. (FILMAFFINITY)
17 de junio de 2005
16 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un grupo representativo de los poderes fácticos montan, en la decadencia del estado fascista italiano, un castillo con su guardia, sus sirvientes y sus vicios. Con una perfecta disciplina militar, arreglado con unos valores anarquistas y siguiendo con una innumerable mezcla de valores políticos, unos personajes siniestros (ocho en total, cuatro hombres y cuatro mujeres) dan rienda suelta a sus fantasías obligando a un grupo de adolescentes a satisfacerlos. En este camino hacia la depravación y la exhaltación del dolor arrastrarán a la guardia y, hasta casi se puede intuir, que a los propios condenados, a ser víctimas, cómplices y ejecutores.

El director nos hace una lectura interesante de las extremidades del hombre. Como el perro rabioso que no puede beber agua (según las leyendas porque ve a su enfermedad y a la muerte reflejadas) y necesita morder, estos máximos hombres no pueden beber otra cosa que sangre. Los conocimientos para el uso de herramientas alegóricas y el panteón del erotismo que Pasolini desarrolla en toda su filmografía llegan a la cumbre en esta obra que siempre supone un antes y un después para todo aquel que la vea por primera vez. Si se va a sentar frente esta película con un estómago desprevenido quizá acabe mal. Tampoco es recomendable para quien tenga algún tipo de costumbre de empatizar con la narración, ya que el disfrute es tan sumamente intelectual como la profundidad del dolor y el sadismo que alcanza esta película. Porque la discusión del poder absoluto y el deseo que esté avocado a la materia (¿Qué desearíamos cuando ya lo hemos tenido todo y sólo podemos aspirar a tener cosas en este mundo?) levanta oleadas de sangre, donde lo valioso y lo ínfimo (la vida, el dolor, el placer) se confunden y es en la confusión donde vive el diablo huidizo de la orgía.
javitzu
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