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Voto de Eric Packer:
8
7,6
32.711
Drama
Georges y Anne, dos ancianos de ochenta años, son profesores de música clásica jubilados que viven en París. Su hija, que también se dedica a la música, vive en Londres con su marido. Cuando, un día, Anne sufre un infarto que le paraliza un costado, el amor que ha unido a la pareja durante tantos años se verá puesto a prueba. (FILMAFFINITY)
7 de diciembre de 2012
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
He observado que los individuos en las películas de Haneke siempre se nos presentan, en su comportamiento y sus dinámicas, con una más que evidente contención y tarde o temprano en el desarrollo de la trama esto desemboca en un acto violento: dentro de ese plano fijo, uno de los tantos a los que nos tiene acostumbrados el realizador austriaco, marcos en los que suceden aparentemente cosas sin mayor trascendencia, sorpresivamente nos roba el aliento con el inesperado momento de sangre que se nos queda grabado para siempre (pensemos por ejemplo en la escena de la degollación en Caché). En Amour esto no es la excepción, sin embargo, la variante es que esta vez dicho acto es llevado a cabo con un trasfondo que, de manera atípica en la obra de Haneke, tiene su origen y consumación tanto en la piedad como en la más sublime de las emociones.
El cine hanekiano es sobrio, adulto, para mirarse con detenimiento, infinidad de veces se le ha tachado de ser un realizador frío, brechtiano, hasta misántropo; a sus películas, algunas sin serlo totalmente, debido a ciertos elementos, se les ha llegado a clasificar en el género del terror, cuando lo que intenta reflejar es el estado de terror de la sociedad actual. Los suyos en realidad son… bueno, eran, hasta Amour, retratos hiperrealistas sobre la alienación, sobre lo soterrado, la abyección, la falta de afectos, críticas perfectas sobre los desperfectos de la sociedad y, de hecho, si no conseguían lacerarnos en lo más profundo, por lo menos sí perturbarnos.
A Haneke se le agradece renunciar a las sensiblerías en el tema que en Amour trata y que en manos de otro realizador tomaría una vereda distinta, la más simple, la edulcorada. De entre toda su filmografía a las películas que mayor relación podríamos encontrar con Amour son Séptimo Continente y La Pianista, estas 3 son películas en las que la reclusión familiar autoimpuesta es uno de los temas principales. Sin embargo la inversión en el sello hanekiano, en ese par de películas al menos con respecto a Amour, que nos decía que el ser humano actual era cruel por naturaleza, incapaz de amar y el claustro se originaba para protegerse del perjudicial exterior deshumanizado aquí se anula:
El cine hanekiano es sobrio, adulto, para mirarse con detenimiento, infinidad de veces se le ha tachado de ser un realizador frío, brechtiano, hasta misántropo; a sus películas, algunas sin serlo totalmente, debido a ciertos elementos, se les ha llegado a clasificar en el género del terror, cuando lo que intenta reflejar es el estado de terror de la sociedad actual. Los suyos en realidad son… bueno, eran, hasta Amour, retratos hiperrealistas sobre la alienación, sobre lo soterrado, la abyección, la falta de afectos, críticas perfectas sobre los desperfectos de la sociedad y, de hecho, si no conseguían lacerarnos en lo más profundo, por lo menos sí perturbarnos.
A Haneke se le agradece renunciar a las sensiblerías en el tema que en Amour trata y que en manos de otro realizador tomaría una vereda distinta, la más simple, la edulcorada. De entre toda su filmografía a las películas que mayor relación podríamos encontrar con Amour son Séptimo Continente y La Pianista, estas 3 son películas en las que la reclusión familiar autoimpuesta es uno de los temas principales. Sin embargo la inversión en el sello hanekiano, en ese par de películas al menos con respecto a Amour, que nos decía que el ser humano actual era cruel por naturaleza, incapaz de amar y el claustro se originaba para protegerse del perjudicial exterior deshumanizado aquí se anula:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Georges y Anne forman una veterana pareja de maestros de música retirados, el deterioro físico es más visible en él que en ella, y, sin embargo, esa vida que llevan sin inconvenientes se ve trastocada cuando ella sufre repentinamente una mañana durante el desayuno un episodio de ausencia que deviene hemiplejía y que al cabo la deja incapaz de valerse por sí misma y sin saber de sí. Aquí se nos cuenta cómo su marido lidia con este cambio de vida, su proceso de asimilación y adaptación, sin una sola nota azucarada que pudiese haber llevado si se tratase de una película hollywoodense, y la decisión que elige cuando se da cuenta de que no es vida digna por lo que está pasando su mujer sino tortura. Si acaso lo único que resulta curioso es que en los primeros minutos Haneke nos revelara toda la trama por lo que no hubo momento alguno de asombro, pero la manera cadenciosa en que nos narra los hechos, tan meticulosa como desgarradora, el prodigio de actuación de la pareja protagonista, sobre todo el progresivo detrimento por el que pasa el personaje de Emmanuelle Riva, las intervenciones de Isabelle Huppert en los que intenta hacer algo por su madre y su impotencia al no saber qué, la metáfora del encierro en referencia al cuerpo paralizado y una escena onírica de auténtico terror hacen de Amour una película notable dentro de la ya sobresaliente filmografía de Michael Haneke.