Fascinante película de yakuzas y criminales con un toque sentimental, surrealista y con un fatalismo orbitando entorno a ella todo el rato.

Arranca como una película más de gangsters y de acción pero los hechos se van a ir complicando al aparecer una extraña mujer. El personaje protagonista, gangster curtido, violento, salvaje y primitivo va a acabar preso en una red de pasiones destructivas para las dos partes: imágenes sugerentes que alteran la delicadeza con la crueldad, jugando con la cordura del protagonista y del espectador. Una fotografía artística, poética, con encuadres originales y picados sorprendentes. Una extraña poesía que huele a gasolina, a sudor y a pólvora. El blanco y negro, realza la estética del conjunto.

Además de la enfermiza relación que el protagonista tiene con las dos mujeres, continúa la intriga criminal por averiguar qué está pasando dentro de la organización criminal y quién quiere matar a quién. Traiciones, secuestros, torturas y asesinatos para acabar en un duelo final con sabor a western. Pero aquí rodeado de iconografía moderna y con una estupenda atmósfera.

La dirección me gustó mucho. Lo mejor, el sabor a peligro e intriga mezclado con fatalismo romántico y el surrealismo poético de muchas secuencias.