Increíble historia, bien argumentada por unos hilos narrativos que clarifican la orquestada trama del asesinato del Rey Qin. Ambientada en una China pre imperalista en la que los siete estados se debilitan en detrimento del todopoderoso ejercito de Qin. En todo esto se mezcla el poder, el amor, el odio, la amistad, la ambición, la perfección, la sincronía, para desarrollar un exquisito compendio de sensaciones espectaculares, nexo de un motivador diálogo con lo meramente visual.

Una calidad técnica abrumadora perfila toda esta obra de arte de Zhang Yimou, con una fotografía y decorados como pocas veces se ven en una pantalla. Una utilización de la cámara superlenta que ni el mismísimo Matrix puede igualar. Combates sincronizados bellísimos que inspiran más paz que violencia.

Son tantas las virtudes y tan pocos los defectos que se le pueden achacar a esta historia de amor, honor y amistad, que me siento feliz de haberla visualizado, ya por segunda vez.