Es realmente raro que una película utilice tan explícitamente una vida entera como marco narrativo sin ser un biopic.

Lo excepcional es que en Todo el mundo odia a Johan, mientras los personajes envejecen el tiempo parece haberse detenido en los paisajes de Titran, esta pequeña isla noruega donde transcurre.

Son ochenta años de vida de Johan marcados por la pasión por los explosivos, heredado de sus padres activistas ya en la época de la liberación de Noruega de los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial.

En esta dilatada vida de Johan el tema principal de la película simplemente se convierte en "vivir la vida", con todos los desafíos que conlleva y asumiendo las consecuencias de nuestras decisiones.

Johan tiene un deseo de echar raíces y continuar con la familia en el lugar de donde viene, probablemente con un cierto deseo de honrar a sus padres.

A cada paso que da, el azar pone su guinda y Johan la asume con total lealtad y amor hacia su comunidad.

Es cierto que hay algunos hilos de la historia y personajes que podrían haberse desarrollado de manera más holística, pero es ante todo una comedia encantadora y conmovedora.

Y no es menos cierto que siendo una película donde el personaje nace y muere en la misma, la muerte natural es una constante. Pero lo más destacable de este film es que asume que el funeral es un homenaje a la vida del difunto. Y este film es ejemplar en ello.

Más información en: www.funeralnatural.net/peliculas