En principio, ese lugar parece un centro de recreación para boy scouts. Ironía más, ironía menos, lo cierto es que si en una peli de terror el contexto, necesariamente oscuro y perturbador, mueve a la diversión (es el lugar más colorido y alegre que he visto para una obra de este género), pues algo ya está mal desde el vamos. Su condición de peli "menor" parece fácilmente asimilada por Ellis: no se preocupó por el guión, dejó que las peripecias argumentales se decantaran por lo que el espectador intuye previamente (siempre y sin excepción), uno ya sabe de que va la obra a los diez minutos (de hecho en la sinopsis está escrita de principio a fin, no por un error sino por que no posee vueltas de tuerca). Si no estamos ante el hundimiento de un micro Titanic, eso se debe a las actuaciones correctas de los adolescentes: increíblemente fueron ellos los que esta vez se salvaron de las balas. Porque, a ver: todo está dirigido con brocha gastada, bien explícito al grado de mutar por momentos a un gore tímido que nunca cobra vuelo. Y la frutilla del postre...

El malo-maloso-espíritu-chocarrero: no posee identidad propia, porque sencillamente emula de manera muy tosca a Freddy Krueger. Asesina dentro de un plano onírico fantasmal no demasiado claro y sus modus operandis...ya se han visto. Sus gestos son los mismos que los del gran Fredd, hasta el maquillaje...en fin...pesadilla made in retrete.