Película de madurez de Robert Aldrich, realizada con el vigor de los clásicos. En su momento fue una película polémica, incluso tachada de racista. Refleja entre otras cosas las diferencias culturales.

Se basa en un suceso real que el guionista Alan Sharp (“La noche se mueve”) adaptó. Se trata de un guión extraordinario. Ulzana, un apache chiricahua de una ferocidad temible, escapa de la reserva de San Carlos. En su huída, va dejando un reguero de sangre.
Un oficial joven, valiente pero sin experiencia, es puesto al mando de una misión tremendamente difícil, atrapar a Ulzana, jefe de los Apaches, de una inteligencia sobresaliente. En calidad de consejero asesor, el explorador veterano : “usted es quien da las órdenes, pero yo tengo derecho a opinar”
Los diálogos, como vemos, son portentosos.
-¿Odia a los apaches? No. Es como odiar el desierto porque en él no hay agua.

Los Apaches juegan sus bazas a la espera del fallo del rival, mucho más vulnerable. El descanso de los caballos, el rastro (hasta un excremento de caballo sirve para calcular la distancia), toda la estrategia es fundamental.

Se trata de un western duro, con paisajes desérticos, de naturaleza salvaje (rodado en Arizona y Nevada), muy seco, con pocas concesiones. Sin duda, uno de los mejores westerns que he visto, y posiblemente, el más impactante en cuanto a imágenes por su crudeza.

La conjunción de Robert Aldrich con Burt Lancaser, ambos en plena madurez, da como resultado este western único, una genialidad.

El fotógrafo habitual de Robert Aldrich, Joseph Biroc, realiza un trabajo espléndido, con panorámicas del desierto, sin alardes, sin concesiones, donde la sangre, el sudor y la fatiga son el denominador común.

La interpretación de los actores, incluídos los apaches, es excepcional. Burt Lancaster realiza uno de sus mejores trabajos. Su personaje es un tipo del que sabemos poco. Buen explorador, conoce a los apaches. Es individualista, solitario, sabio, lacónico en sus diálogos y tremendamente resignado. Está casado con una india, con lo cual está un poco en medio de las dos civilizaciones. Es un actor que con gran economía de gestos, miradas es capaz de decir mucho y realizar una actuación soberbia.

La película es impresionante. Tiene un fuerte contenido moral, genera reflexión y debate. Las escenas de los apaches son violentísimas, crudas, desagradables, realmente insólitas para un western, incluso para uno de la época post-clásica como éste.