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Voto de Gabriel Ufa:
10
8,0
28.316
Western
Personajes muy variopintos emprenden un largo, duro y peligroso viaje en diligencia. Entre ellos, un fuera de la ley en busca de venganza, una prostituta a la que han echado del pueblo, un jugador, un médico, la mujer embarazada de un militar, un sheriff. Las relaciones entre ellos serán difíciles y tensas. Además, durante el viaje, tendrán que afrontar el ataque de una partida de indios apaches. (FILMAFFINITY)
20 de febrero de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
John Ford es considerado por muchos críticos como el mejor director de la Historia del cine. Aunque dirigió todo tipo de obras maestras como “Las uvas de la ira” (1940) o “Que verde era mi valle” (1941), es ampliamente alabado por sus westerns.
“La diligencia” es una película coral con un estupendo reparto. En una diligencia, un medio de transporte muy inseguro, comparten trayecto con destino a Lordsburg (nuevo Mejico), Dallas una prostituta, un médico borracho –ambos expulsados del pueblo del que parte la dilegencia por la asociación de damas “de la decencia”-, la mujer de un capitán de caballería que va a reunirse con su marido, un banquero con muy malas pulgas corrupto, y un antiguo soldado confederado que ahora es jugador profesional de cartas con mala reputación y un comerciante de whisky. Además viajan el conductor y el sheriff con labores de vigilancia y para tratar de capturar al prófugo Ringo Kid que anda suelto por la región y del que ofrecen una recompensa. Por el camino a Lordsburg suceden muchas cosas, dentro y fuera de la frágil diligencia, siempre amenazada por los indios apaches y su líder Gerónimo.
Es por ello que deben ir armados hasta los dientes, conscientes del peligro a que se exponen.
Ford realiza con precisión de cirujano un estudio de los personajes memorable, reunidos, casi hacinados, en esa diligencia.
Orson Welles llegó a decir que vio hasta 40 veces “La diligencia” antes de rodar “Ciudadano Kane”; para él suponía la mejor escuela de cine. Por ejemplo, la profundidad de campo de Ciudadano Kane está inspirado en La diligencia, por poner un ejemplo. Si le preguntaban a Welles quiénes eran sus tres mejores directores favoritos él decía que eran John Ford, John Ford y John Ford.
“La diligencia” es un prodigio narrativo. El western, en 1939, estaba en decadencia y con esta película Ford lo reflotó. Es la primera película que rueda Ford en los impresionantes escenarios de Monument Valley, aunque las tomas de los actores dentro de la diligencia son transparencias. Es también el primer western sonoro de Ford, y el considerado unánimemente el primer western moderno.
La presencia de John Wayne es capital; aquí definitivamente se convirtió en estrella para luego ser leyenda. Su presentación en la película es mítica: un travelling acercándose en donde el operador comete un fallo y se desenfoca brevemente al tiempo que avanza hacia su cara, pero a John Ford le gustó y lo dejó en el montaje final, de modo que esa imagen se ha convertido en historia del cine.
El guión, basado en un relato de Ernest Haycox, es de Dudley Nichols, que ya había ganado el Oscar en 1935 junto a Ford por “El delator”. Es redondo. Las interacciones de los personajes, el repudio a los miembros de la sociedad mal vistos (prostituta, doctor borracho o prófugo) y cómo todo puede cambiar en momentos dramáticos es portentoso. Sirva como ejemplo la escena de la comida y como cambian de sitio, el ofrecimiento de agua en vaso de plata, o el plano fantástico de los 3 hombres esperando a que el doctor, después de haber ingerido litros de café para quitarse la resaca permanente en la que vive, obre el milagro.
Prácticamente cada personaje es un microcosmos diferente y Nichols y Ford saben jugar muy bien con eso. Las miradas juegan un papel importante. Todos los actores están fantásticos (todos son altamente fotogénicos). Indudablemente la dirección de actores es sobresaliente. Thomas Mitchell (el médico alcohólico) ganó el Oscar a mejor actor secundario. Ese mismo año rodaría “Lo que el viento se llevó” como padre de Escarlata. Casi nada.
Cómo está también John Carradine, estilizado, elegante, de un porte impresionante. En contraste, Andy Nevine conduce la diligencia. Es quizá el personaje que menos me gusta.
¿Qué decir técnicamente? Pues que también es aquí prodigiosa. La fotografía de Bert Glennan que capta toda la belleza de Monument Valley, otra genialidad de encuadres cinematográficos.
Aparte del ritmo que tiene el film, con su espectacular montaje, tiene hallazgos memorables, por ejemplo cuando cruzan el río, Ford se sube a la diligencia, lo filma desde arriba y nos invita a subirnos. La puesta en escena es magnífica.
Y luego está la escena de los Apaches, brutal. El trabajo que hace el especialista Yakima Canutt es increíble, cayéndose entre los 6 caballos, la ruedas de la diligencia a gran velocidad o saltando de caballo en caballo. Alucinante. Literalmente, se juega la vida. Ford quedó encantado con su trabajo. Luego incluso trabajaría en las carreras de cuadrigas de Ben-Hur y llegó a hacerse director de segunda unidad en películas tan importantes como “El Cid”, de Anthony Mann.
Sigue en spoiler sin desvelar partes del argumento.
“La diligencia” es una película coral con un estupendo reparto. En una diligencia, un medio de transporte muy inseguro, comparten trayecto con destino a Lordsburg (nuevo Mejico), Dallas una prostituta, un médico borracho –ambos expulsados del pueblo del que parte la dilegencia por la asociación de damas “de la decencia”-, la mujer de un capitán de caballería que va a reunirse con su marido, un banquero con muy malas pulgas corrupto, y un antiguo soldado confederado que ahora es jugador profesional de cartas con mala reputación y un comerciante de whisky. Además viajan el conductor y el sheriff con labores de vigilancia y para tratar de capturar al prófugo Ringo Kid que anda suelto por la región y del que ofrecen una recompensa. Por el camino a Lordsburg suceden muchas cosas, dentro y fuera de la frágil diligencia, siempre amenazada por los indios apaches y su líder Gerónimo.
Es por ello que deben ir armados hasta los dientes, conscientes del peligro a que se exponen.
Ford realiza con precisión de cirujano un estudio de los personajes memorable, reunidos, casi hacinados, en esa diligencia.
Orson Welles llegó a decir que vio hasta 40 veces “La diligencia” antes de rodar “Ciudadano Kane”; para él suponía la mejor escuela de cine. Por ejemplo, la profundidad de campo de Ciudadano Kane está inspirado en La diligencia, por poner un ejemplo. Si le preguntaban a Welles quiénes eran sus tres mejores directores favoritos él decía que eran John Ford, John Ford y John Ford.
“La diligencia” es un prodigio narrativo. El western, en 1939, estaba en decadencia y con esta película Ford lo reflotó. Es la primera película que rueda Ford en los impresionantes escenarios de Monument Valley, aunque las tomas de los actores dentro de la diligencia son transparencias. Es también el primer western sonoro de Ford, y el considerado unánimemente el primer western moderno.
La presencia de John Wayne es capital; aquí definitivamente se convirtió en estrella para luego ser leyenda. Su presentación en la película es mítica: un travelling acercándose en donde el operador comete un fallo y se desenfoca brevemente al tiempo que avanza hacia su cara, pero a John Ford le gustó y lo dejó en el montaje final, de modo que esa imagen se ha convertido en historia del cine.
El guión, basado en un relato de Ernest Haycox, es de Dudley Nichols, que ya había ganado el Oscar en 1935 junto a Ford por “El delator”. Es redondo. Las interacciones de los personajes, el repudio a los miembros de la sociedad mal vistos (prostituta, doctor borracho o prófugo) y cómo todo puede cambiar en momentos dramáticos es portentoso. Sirva como ejemplo la escena de la comida y como cambian de sitio, el ofrecimiento de agua en vaso de plata, o el plano fantástico de los 3 hombres esperando a que el doctor, después de haber ingerido litros de café para quitarse la resaca permanente en la que vive, obre el milagro.
Prácticamente cada personaje es un microcosmos diferente y Nichols y Ford saben jugar muy bien con eso. Las miradas juegan un papel importante. Todos los actores están fantásticos (todos son altamente fotogénicos). Indudablemente la dirección de actores es sobresaliente. Thomas Mitchell (el médico alcohólico) ganó el Oscar a mejor actor secundario. Ese mismo año rodaría “Lo que el viento se llevó” como padre de Escarlata. Casi nada.
Cómo está también John Carradine, estilizado, elegante, de un porte impresionante. En contraste, Andy Nevine conduce la diligencia. Es quizá el personaje que menos me gusta.
¿Qué decir técnicamente? Pues que también es aquí prodigiosa. La fotografía de Bert Glennan que capta toda la belleza de Monument Valley, otra genialidad de encuadres cinematográficos.
Aparte del ritmo que tiene el film, con su espectacular montaje, tiene hallazgos memorables, por ejemplo cuando cruzan el río, Ford se sube a la diligencia, lo filma desde arriba y nos invita a subirnos. La puesta en escena es magnífica.
Y luego está la escena de los Apaches, brutal. El trabajo que hace el especialista Yakima Canutt es increíble, cayéndose entre los 6 caballos, la ruedas de la diligencia a gran velocidad o saltando de caballo en caballo. Alucinante. Literalmente, se juega la vida. Ford quedó encantado con su trabajo. Luego incluso trabajaría en las carreras de cuadrigas de Ben-Hur y llegó a hacerse director de segunda unidad en películas tan importantes como “El Cid”, de Anthony Mann.
Sigue en spoiler sin desvelar partes del argumento.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Se nota claramente el afecto de Ford por los personajes excluídos socialmente. En este sentido Claire Trevor (la prostituta) está impresionante, como Mitchell o Wayne, personajes llenos de humanidad detrás de la etiqueta que se les ha impuesto, que demuestran mantener una dignidad a la que los compañeros de viaje no llegan. Es especialmente desagradable el banquero (Berton Churchill), con la aguda radiografía que Ford realiza. “América para los americanos. El gobierno no debe intervenir en los negocios”.
Además, no son personajes invariables, tienen matices. A lo largo del trayecto, el tahúr mostrará su valentía, el doctor demostrará que en una situación de extrema gravedad se puede confiar en su profesionalidad; Ringo mostrará su cara más sentimental detrás de su fachada de hombre duro y Dallas se mostrará extremadamente sensible y servicial respecto a la señora Mallory en una situación angustiosa.
Me sorprendió también que hay como dos películas. Después de llegar a Lordsburg, Ringo tiene una cuenta pendiente que saldar. Después del fantástico viaje de los personajes, aún Ford nos tiene reservada otra sorpresa, y como está rodado.
El diálogo del mejicano con respecto al valor de su esposa comparado con una yegua, hoy sería ampliamente censurado.
No me olvido de la música, adaptación de 17 canciones populares norteamericanas, ganadora de un Oscar. El reparto fue elegido personalmente por Ford. Walter Wanger (productor) quería a Gary Cooper y Marlene Dietrich como protagonistas. Cuando se estrenó, la película fue todo un éxito.
Entre su trío de ases, están “Centauros del desierto”, “El hombre que mató a Liberty Valance” y “La diligencia” (son tantas y tan buenas, que se puede discrepar).
Además, no son personajes invariables, tienen matices. A lo largo del trayecto, el tahúr mostrará su valentía, el doctor demostrará que en una situación de extrema gravedad se puede confiar en su profesionalidad; Ringo mostrará su cara más sentimental detrás de su fachada de hombre duro y Dallas se mostrará extremadamente sensible y servicial respecto a la señora Mallory en una situación angustiosa.
Me sorprendió también que hay como dos películas. Después de llegar a Lordsburg, Ringo tiene una cuenta pendiente que saldar. Después del fantástico viaje de los personajes, aún Ford nos tiene reservada otra sorpresa, y como está rodado.
El diálogo del mejicano con respecto al valor de su esposa comparado con una yegua, hoy sería ampliamente censurado.
No me olvido de la música, adaptación de 17 canciones populares norteamericanas, ganadora de un Oscar. El reparto fue elegido personalmente por Ford. Walter Wanger (productor) quería a Gary Cooper y Marlene Dietrich como protagonistas. Cuando se estrenó, la película fue todo un éxito.
Entre su trío de ases, están “Centauros del desierto”, “El hombre que mató a Liberty Valance” y “La diligencia” (son tantas y tan buenas, que se puede discrepar).