La obra con la que se estrenó Guillermo del Toro, es desde luego una buena incursión en el cine fantástico, repleta de imaginación, con una extraña historia sobre un anciano que se topa con un aparato fabricado hace siglos por un alquimista y con el cual se puede obtener la eterna juventud. Bajo esta curiosa historia que también tiene sus giros de guión pues el usuario de tan curiosa máquina viviente debe pagar su precio, se construye un relato ciertamente intrigante, curioso y bastante entretenido que sin embargo, no termina de funcionar del todo.
Lo mejor del filme es la atmosfera, el ambiente crepuscular, tiznado y decadente que consigue dibujar en su relato y como digo, la propia idea y su imaginación imprimen una gran vitalidad al guión que lo hace bastante divertido y con serias pinceladas de terror en su transfondo.
Sin embargo, se nota demasiado que el presupuesto era demasiado limitado y eso resta mucha fuerza e incluso credibilidad al relato. Sobre todo en el aspecto del maquillaje, que es vital para el buen entendimiento de la película y que siempre parece demasiado artificial, poco especializado, y claro si el protagonista termina siendo un ser al que se le cae la piel a tiras, esto parece un aspecto bastante importante.
Del mismo modo, tampoco las interpretaciones resultan muy convincentes. No para Federico Luppi, que es más que aceptable, pero desde luego no de Ron Pelman, que tiene en sus rasgos faciales la mejor caracterización de malo, pero que como actor resulta calamitoso, al menos en esta película. Tampoco resulta de forma positiva la elección de una niña para uno de los papeles, una apuesta que termina por funcionar en muchas películas pero que en esta precisamente no resulta convincente, la naturalidad que se les nota en muchas ocasiones a los pequeños actores, aquí falla también estrepitosamente con una pequeña de linda cara pero sin expresividad y apenas sin diálogos.
Pero pese a todos esos inconvenientes hay cierta pulsión narrativa, entretenimiento, una historia original y una tétrica ambientación que le otorgan un extraño aura con capacidad para trasmisión al espectador.