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Voto de Erasmo Rejón:
8
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7,6
5.592
Drama
Los vecinos de un pueblo de las costa adriática italiana son gentes amables y corteses que se dedican afanosamente al trabajo. Sólo cinco jóvenes rompen la armonía de la comunidad; ninguno de ellos ha trabajado nunca y ni siquiera se avergüenzan de ello. (FILMAFFINITY)
7 de julio de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"A la última fiesta de la temporada, la elección de miss Sirena 1953, vino mucha gente importante, ¡incluso una actriz de cine venida desde Roma para formar parte del jurado!...
Estaba allí toda la flor y nata. Y, naturalmente, también estábamos nosotros, los inútiles".
Cine clásico italiano, en blanco y negro y con narrador (Federico Fellini, año 1953). Comienzo in medias res que no presagia la multitud de primeros planos(caras, psicologías, humana condición) que pocos minutos después empezarán a sucederse. Un mundo cinematográfico abierto a la observación pausada que, en ese movimiento, permite al atento espectador analizar las vulnerables psicologías que van compareciendo ante él: las de individuos con personalidades que al más leve soplo de viento se resquebrajan, por Ser incapaces de asumir Realidad alguna más allá de los marcos de referencia que ya han construido.
Estaba allí toda la flor y nata. Y, naturalmente, también estábamos nosotros, los inútiles".
Cine clásico italiano, en blanco y negro y con narrador (Federico Fellini, año 1953). Comienzo in medias res que no presagia la multitud de primeros planos(caras, psicologías, humana condición) que pocos minutos después empezarán a sucederse. Un mundo cinematográfico abierto a la observación pausada que, en ese movimiento, permite al atento espectador analizar las vulnerables psicologías que van compareciendo ante él: las de individuos con personalidades que al más leve soplo de viento se resquebrajan, por Ser incapaces de asumir Realidad alguna más allá de los marcos de referencia que ya han construido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Conjunto vacío de seres cuya máxima mínima es "vivir el día a día"... como se pueda. La Nada, precaución, puede ser amorfa, o puede ser polimórfica y adoptar múltiples identidades. Mas no engaña a nadie: nada es Nada y nada más.
Los protagonistas son cuatro canallas que, al servicio de esa Nada, cubren un tiempo imposible de llenar. Ese vacío genera una rutina que aburre a las moscas, y que despierta en cada uno de ellos la necesidad de elaborar subterfugios para mantenerse a flote en el eterno naufragio que es su vida. "Otro día que se acaba y no queda más remedio que volver a casa como todas las noches".
Pero, claro, para ello es preciso tener dinero, o sea, contar con alguien débil al que poder vampirizar económica/psicológicamente. El inocente es, en el juicio de estos gañanes, un objeto del que sacar buen provecho. Es interesante observar cómo reaccionan entonces los caracteres femeninos, contrapunto a esta masculinidad mediocre que permea cada fotograma. Mujeres, padres y jefes ceden hasta que se cansan de estos gandules egoístas incapaces de pensar en Nada más que en sí mismos, y dejan de apostar/sacrificarse por ellos.
Sorbos pequeños de triunfalismo cuando estos cuatro vividores consiguen lograr algún objetivo sin valor. Como dijera Julián Marías de uno de los protagonistas de La escapada, de Dino Risi (1962): Antifilosofía del instante que impide la consecución del καιρός (kairós) que rompa ese tiempo monolítico sobre el que no tienen conciencia ninguna, puesto que sólo les importa la satisfacción de ver cumplido el deseo/necesidad que tengan en ese preciso momento.
Hedonistas en el peor sentido de la palabra, máxime por cuanto aspiran a un hedonismo burgués para el que no se han esforzado, no admiten norma moral alguna. Sólo se les enciende la imaginación cuando aparece el sentido del deber, pero para tratar de escabullirse de él por todos los medios posibles. En medio de su falta de iniciativa, el arte de escaquearse es de lo poco que despierta la creatividad de estos santos idiotas.
Cuando llega el carnaval, no se suspende la norma (M. Bajtín), pues Todo es una representación teatral en la vivencia de estos granujas. El carnaval sirve, sin embargo, para poner al descubierto la verdadera naturaleza/identidad en que arraigan las conductas de los distintos personajes. Terminado el carnaval, la farsa continúa: ¡que no pare el festival de excusas y espejuelos retóricos para poder seguir divirtiéndose a costa de los demás!
No obstante, a diferencia de lo que ocurre en la película Feos, sucios y malos, de Ettore Scola (1976), no huelen a caca por aquello de guardar las formas, ni hay en ninguno de ellos, por lo general, maldad explícita, pero sí en el resultado de sus acciones/inaniciones, por lo que no están exentos de RESPONSABILIDAD. ¡Son tan palurdos que ni tan siquiera pueden ser malvados! pero, dejarse llevar por la inercia no les exime del compromiso.
VEREDICTO FINAL:
No culpables. Necesidad de un correctivo con el psicoanalista.
¡Qué zánganos! ¡Qué inútiles! ¡Qué brutos, qué toscos! ¡Qué primarios que son!
¡Vuelta a empezar! Fin de la gran peripecia (Aristóteles) que es el presente desarrollo argumental.
Los protagonistas son cuatro canallas que, al servicio de esa Nada, cubren un tiempo imposible de llenar. Ese vacío genera una rutina que aburre a las moscas, y que despierta en cada uno de ellos la necesidad de elaborar subterfugios para mantenerse a flote en el eterno naufragio que es su vida. "Otro día que se acaba y no queda más remedio que volver a casa como todas las noches".
Pero, claro, para ello es preciso tener dinero, o sea, contar con alguien débil al que poder vampirizar económica/psicológicamente. El inocente es, en el juicio de estos gañanes, un objeto del que sacar buen provecho. Es interesante observar cómo reaccionan entonces los caracteres femeninos, contrapunto a esta masculinidad mediocre que permea cada fotograma. Mujeres, padres y jefes ceden hasta que se cansan de estos gandules egoístas incapaces de pensar en Nada más que en sí mismos, y dejan de apostar/sacrificarse por ellos.
Sorbos pequeños de triunfalismo cuando estos cuatro vividores consiguen lograr algún objetivo sin valor. Como dijera Julián Marías de uno de los protagonistas de La escapada, de Dino Risi (1962): Antifilosofía del instante que impide la consecución del καιρός (kairós) que rompa ese tiempo monolítico sobre el que no tienen conciencia ninguna, puesto que sólo les importa la satisfacción de ver cumplido el deseo/necesidad que tengan en ese preciso momento.
Hedonistas en el peor sentido de la palabra, máxime por cuanto aspiran a un hedonismo burgués para el que no se han esforzado, no admiten norma moral alguna. Sólo se les enciende la imaginación cuando aparece el sentido del deber, pero para tratar de escabullirse de él por todos los medios posibles. En medio de su falta de iniciativa, el arte de escaquearse es de lo poco que despierta la creatividad de estos santos idiotas.
Cuando llega el carnaval, no se suspende la norma (M. Bajtín), pues Todo es una representación teatral en la vivencia de estos granujas. El carnaval sirve, sin embargo, para poner al descubierto la verdadera naturaleza/identidad en que arraigan las conductas de los distintos personajes. Terminado el carnaval, la farsa continúa: ¡que no pare el festival de excusas y espejuelos retóricos para poder seguir divirtiéndose a costa de los demás!
No obstante, a diferencia de lo que ocurre en la película Feos, sucios y malos, de Ettore Scola (1976), no huelen a caca por aquello de guardar las formas, ni hay en ninguno de ellos, por lo general, maldad explícita, pero sí en el resultado de sus acciones/inaniciones, por lo que no están exentos de RESPONSABILIDAD. ¡Son tan palurdos que ni tan siquiera pueden ser malvados! pero, dejarse llevar por la inercia no les exime del compromiso.
VEREDICTO FINAL:
No culpables. Necesidad de un correctivo con el psicoanalista.
¡Qué zánganos! ¡Qué inútiles! ¡Qué brutos, qué toscos! ¡Qué primarios que son!
¡Vuelta a empezar! Fin de la gran peripecia (Aristóteles) que es el presente desarrollo argumental.