Ya de por sí, una película con simios parlanchines y resabiados suelta un pestillo molesto. No me preguntes porqué pero es así. La primera de la saga (1968) me pareció un acierto bestial, un peliculón, incluso no podría imaginarla sin esa especie de impregnación de moralina en los protagonistas que sólo podría darse en aquella época.

Eran inevitable las secuelas y precuelas y todas ellas atufaban más que nunca, es como si ese olorcillo que comentaba antes se convirtiese en el gran protagonista. La de Tim Burton la peor de todas, hoy sigo preguntándome qué narices hizo, cómo era posible aquella desgracia de película.

Por esto mismo mis espectativas eran muy bajas cuando fui a ver el origen del planeta de los simios. Que siiii que la interpretación del actor que hace de mono es muy bueeena, pero hay que decir que esta nueva entrega tiene rasgos de gran película, de clasicazo, de genialidad. No exagero el ritmo de los giros argumentales funciona como un reloj suizo, cada 3 minutos. Muy poco sobra de la película y hay momentos en los que realmente se contiene la tensión de tal manera que al soltarla vuelves a sentir esa sensación de cuando en karate kid 1 le pega al malo la patada de la grulla al final de la peli.