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España España · Palm mar
Voto de Del Mar:
6
Drama Primer largometraje de Gus Van Sant, rodado en blanco y negro con una cámara de 16 mm y un presupuesto de apenas 25.000 dólares. Walt, un treintañero gay, dueño de una tienda de alimentación, se enamora de Johnny, un joven inmigrante ilegal mexicano, heterosexual y que no habla inglés. Aunque es indiferente a Walt, Johnny aceptar dormir con él por dinero... (FILMAFFINITY)
6 de octubre de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película realizada con muy escasos medios afronta el contrapunto de una vida establecida y asegurada, donde solo se necesita el amor, y la vida marginal, en la que no existes, no eres nadie, pero tienes algo de gran valor, la libertad. Walt vive tranquilo, no tiene aparentemente preocupaciones, es joven, bien parecido, pero está muy atado a su rutina, a su tienda, al mismo grupo de amigos. Se diría que le falta la libertad de vivir sin esas ataduras. Sin embargo, Johnny y Roberto, dos inmigrantes clandestinos, solo buscan subsistir y viven sin ningún tipo de atadura, ni la quieren. Es el muchacho joven de vida asegurada el que buscará a los jóvenes mejicanos con quien se siente alguien, a pesar de los rechazos. Todo este juego, llevado al terreno de la atracción homosexual no correspondida, es tratado con una forma de hacer cine que parece querer meter de golpe en las imágenes todo lo que ha estado pensando que haría cuando tuviera la oportunidad de dirigir una película. Y en realidad, pese a la escasez de medios, consigue un conjunto muy aceptable e interesante. A lo mejor el ritmo es algo caótico, pasando de aceleraciones con imágenes cortas, a escenas más lentas con planificaciones abiertas y largas, pero de una forma no muy sistemática, no muy decidida. La interpretación es superada con una fotografía en blanco y negro que muchas veces oculta en la oscuridad lo que los protagonistas no son capaces de dar ante la cámara. De todas formas los dos mejicanos parecen estar vacíos de sentimientos y no se necesita una actuación muy matizada, sin embargo Walt tiene que mostrar muchos matices de su interés por esos jóvenes y la verdad es que lo consigue sin ser un gran actor. Me ha gustado la música, en muchos momentos de algún compositor que experimenta como lo hace Gus Van Sant, en otros de procedencia latina, y además se busca la ocasión de introducir algo de clásica, y siempre de forma adecuada.
Del Mar
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