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7
7,0
75.590
Acción. Intriga
La vida del doctor Richard Kimble, un reputado cirujano con una bella esposa y una lujosa casa en un elegante barrio de Chicago, se desmorona el día en que su mujer es brutalmente asesinada por un misterioso manco. Kimble es acusado del crimen y condenado a muerte. Mientras lo trasladan a la cárcel, el autobús donde viaja sufre un accidente que facilita la fuga de varios presos, entre ellos el propio Kimble. El detective Samuel Gerard ... [+]
4 de diciembre de 2022
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Andrew Davis, (Alerta Máxima, Un Crimen Perfecto, Daño Colateral) firma una cinta que en su momento supuso un taquillazo brutal: de los 44 millones de dólares que costó, se extrajeron 368 millones, ahí es nada.
Lo cierto es que la historia de "El Fugitivo" ya contaba con una popular serie en los 60s y además se basaba en un hecho real, pero Hollywood es Hollywood y nunca pierde la oportunidad para contarnos como hubiera sido una hipotética huida, ya que el reo original, jamás fue prófugo de la justicia.
Aun a pesar de sus grandes virtudes: un plantel de actores formidable, destacando por encima de todos, Tommy Lee Jones, (ganó el Óscar a mejor Actor Secundario en 1993). La película no deja de ser un blockbuster de manual con un Harrison Ford que lo hace muy bien cuando corre, salta, pelea y huye pero empantana cuando tiene que sacar sus dotes dramáticas: es imposible hacer llorar a éste actor.
Por contra, la cinta desparrama cuando trata de insuflar suspense a una trama claramente predecible. Sabemos quién es el villano desde el minuto cero, las dotes dramáticas de Ford no ayudan pues sus personajes están preñados de testosterona y Lee hace lo que puede dentro de lo que da de sí un personaje hipercaricaturizado: es un depredador implacable que transmite más con sus silencios que con las artificiosas frases del guion.
En definitiva, aunque "El Fugitivo" supuso un incontestable éxito de taquilla, a día de hoy se le notan las costuras blockbusterianas noventeras. Fue un producto redondo en su momento, pero el ritmo crepita en un estrepitoso coitus interruptus: el villano, la subtrama y la resolución de la misma no terminan del todo de cuajar y se desinfla en un duelo final más propio de cualquier película barata de acción que de una superproducción con Harrison Ford al frente de todo el tinglado. El tufo a película de autobús es palmario.
Si funciona todo el festín de acción y persecución es porque hay un nutrido reparto de caras conocidas que saben hacer bien su trabajo pero que no dan más de sí porque sus personajes están lastrados por arquetipos sobados y subtramas conspiranóicas poco creíbles.
Lo cierto es que la historia de "El Fugitivo" ya contaba con una popular serie en los 60s y además se basaba en un hecho real, pero Hollywood es Hollywood y nunca pierde la oportunidad para contarnos como hubiera sido una hipotética huida, ya que el reo original, jamás fue prófugo de la justicia.
Aun a pesar de sus grandes virtudes: un plantel de actores formidable, destacando por encima de todos, Tommy Lee Jones, (ganó el Óscar a mejor Actor Secundario en 1993). La película no deja de ser un blockbuster de manual con un Harrison Ford que lo hace muy bien cuando corre, salta, pelea y huye pero empantana cuando tiene que sacar sus dotes dramáticas: es imposible hacer llorar a éste actor.
Por contra, la cinta desparrama cuando trata de insuflar suspense a una trama claramente predecible. Sabemos quién es el villano desde el minuto cero, las dotes dramáticas de Ford no ayudan pues sus personajes están preñados de testosterona y Lee hace lo que puede dentro de lo que da de sí un personaje hipercaricaturizado: es un depredador implacable que transmite más con sus silencios que con las artificiosas frases del guion.
En definitiva, aunque "El Fugitivo" supuso un incontestable éxito de taquilla, a día de hoy se le notan las costuras blockbusterianas noventeras. Fue un producto redondo en su momento, pero el ritmo crepita en un estrepitoso coitus interruptus: el villano, la subtrama y la resolución de la misma no terminan del todo de cuajar y se desinfla en un duelo final más propio de cualquier película barata de acción que de una superproducción con Harrison Ford al frente de todo el tinglado. El tufo a película de autobús es palmario.
Si funciona todo el festín de acción y persecución es porque hay un nutrido reparto de caras conocidas que saben hacer bien su trabajo pero que no dan más de sí porque sus personajes están lastrados por arquetipos sobados y subtramas conspiranóicas poco creíbles.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La verdadera historia de “el fugitivo” comienza en el año 54, en un pequeño pueblecito de Ohio, en donde se produjo un crimen que conmocionó a la opinión pública. Sam Sheppard, dentista de profesión, se hallaba medio dormido en su sillón cuando escuchó los quejidos ahogados de su esposa. Al acudir al dormitorio la encontró muerta. Tras escuchar ruidos provenientes de otra parte de la casa, se dirigió presto y atisbó a un hombre alto escurriéndose entre las sombras. Al menos eso es lo que le contó a la policía, pero nadie creyó su historia. Desconfianza que se vio incrementada tras tomar declaración a los vecinos, que aseguraron riñas continuas en la pareja. El asunto es que el doctor fue condenado a cadena perpetua, siendo recluido en la penitenciaría de Cuyahoga donde permaneció doce años. Nunca huyó de allí.
Años después logró ser exonerado del crimen y liberado de la cárcel, pero su destino fue aciago: tocado por los años en la cárcel, acabó en la indigencia, consumido por la drogadicción y el alcoholismo. Tan sólo muchos años después, logro la redención cuando su hijo logró encontrar al verdadero asesino de su esposa y limpiar el nombre de su padre.
Años después logró ser exonerado del crimen y liberado de la cárcel, pero su destino fue aciago: tocado por los años en la cárcel, acabó en la indigencia, consumido por la drogadicción y el alcoholismo. Tan sólo muchos años después, logro la redención cuando su hijo logró encontrar al verdadero asesino de su esposa y limpiar el nombre de su padre.