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España España · Madrid
Voto de Serart:
8
Drama. Romance La relación de un director de cine y su novia es puesta a prueba cuando regresan a casa tras el estreno de su película y esperan las reacciones de los críticos.
29 de marzo de 2021
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sam Levinson es un tipo con clase. Herencia del padre aparte, ha demostrado en un muy corto espacio de tiempo, y a sus 36 años, una capacidad para ahondar en las relaciones humanas dentro de su corta filmografía que admiro por su autenticidad.

Si bien "Nación Salvaje" se mostraba como un Tour de Force desequilibrado pero triunfal en su propuesta de reflejo de una juventud caótica e irreverente, es en Euphoria y en Malcolm & Marie donde ha sabido separar para conducir al éxito las inquietudes e inseguridades de las teenagers con las sensaciones, sentimientos y vacíos de los ya no tan jóvenes.

Y es que creo que Malcolm & Marie está dirigida a un público concreto. Si Euphoria, a pesar de su visceral realismo, puede considerarse como algo más atractivo para cualquier tipo de público, la última película de Levinson parece dedicada a aquellas personas que han sentido en carne viva lo que es querer y odiar en función de la situación al mismo tiempo, lo que requiere un camino resumido de manera muy estrecha en conocerse, conectar, enamorarse, atraparse, conocerse de verdad y empezar a doblegar (o no) la curva de lo que es una relación en su máximo exponente.

Y aquí es donde Sam mete el dedo hasta el fondo. Huelga decir que ha contado con dos nuevos talentos estratosféricos, quizá los más importantes de la actualidad con Anya Taylor-Joy. Zendaya y Washington Jr. nos conducen a través de sus espectaculares interpretaciones a un carrusel de situaciones derivadas de emociones contenidas y frustraciones agravadas que te hacen sentir el vacío y el amor que se profesan de una manera genuina y acreditada, una sucesión de explosiones emocionales de las cuales parece imposible salir bien parado, ya que se antoja bastante difícil no sentirse identificado con alguna situación extrema que nos explica el director.

Levinson saca su batuta y, con una magnífica fotografía y buen brío a la hora de filmar los tiempos del metraje, nos saca las uñas y lleva a un nivel emocional superior las sensaciones de sus protagonistas, usando para ello un único escenario a modo de obra teatral que encaja a la perfección con la sensación de axfisia emocional que destila el guión, casi inspirado en la crudeza y salvajismo psicológico de Bergman o Paul Thomas Anderson.

Es una pena que la película parezca haber sido olvidada entre los grandes círculos de esto que llamamos cine. En un año tan difícil para todos, y en especial para el arte y la cultura, no se pueden dejar de lado obras tan inspiradas. Aunque no sea una obra fácil de ver y apta para todas las públicos es un poco rocambolesco ver como obras como Malcolm & Marie se quedan en el ostracismo cuando otras como Borat no dejan de ser un mero pasatiempo sin peso para el recuerdo que, inexplicablemente, han entrado en la carrera por los premios. Supongo que la pandemia está haciéndonos mella de manera severa.

Por mi parte no puedo más que recomendar esta película sobre las relaciones tóxicas, una pieza grabada con talento y honestidad, que nos descubre a un director con un potencial tremendo, con dos actores como medio de comunicación de sus inquietudes en auténtico estado de gracia, bravo.
Serart
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