Haz click aquí para copiar la URL
Reino Unido Reino Unido · Bournemouth
Voto de Lenin:
7
Comedia. Drama. Thriller En 1937, en plena guerra civil, tropas republicanas irrumpen en un circo, durante el espectáculo, con el objetivo de reclutar a sus empleados para luchar contra las tropas nacionales. Mucho tiempo después, en los últimos años del franquismo, dos payasos (Carlos Areces y Antonio de la Torre) luchan por el amor de una atractiva trapecista (Carolina Bang). (FILMAFFINITY)
19 de marzo de 2011
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por fin llegó a mis manos la obra más polémica del cine de la última década, amada por muchos, denostada por otros tantos. Yo he de decir que podía haber sido enorme, pero se queda en buena. ¿Y esto por qué? Primero porque si bien el argumento y su desarrollo es bestial, al más puro estilo Tarantino (al que por cierto le encantó), a veces hay falta de cohesión y consistencia, con avances muy rápidos y de repente estancados y con giros demasiado bruscos o rallando el delirio. Aunque eso sí, esto lo suple con originalidad, atrevimiento y unas escenas de acción que no envidian nada a cualquier producción de Hollywood. Escenas que no se nos irán de la cabeza en muchos años, como ya ocurre con otras del director como El Día de la Bestia o La Comunidad.

En el tema político es criticable la equidistancia que marca entre republicanos y rebeldes, al estilo que impera ahora de post-modernismo progre que achaca los males por igual a unos y a otros, es decir, a demócratas y a asesinos golpistas.

En el plano actoral decepción total, decir que el que más me ha gustado es Santiago Segura no es decir mucho del film. Si bien es cierto que Antonio de la Torre está algo más que correcto, su némesis, Areces, parece una copia bastarda de Segura. Se le notan sus tics y formas de Muchachada Nui, recordándonos que una cosa es ser un cómico y otra un actor, así que al Papa lo que es del Papa, y al César lo que es del César, intentar ser lo que no es no le va a ayudar a medrar en este mundo. Es cierto que borda el papel de guiñapo patético (es decir el mismo que hace en Muchachada Nui), pero en la parte más seria y dramática fracasa estrepitosamente y no le da la profundidad que necesita el papel. De Carolina Bang decir que es mala es quedarse corto, actuación olvidable cuanto menos, no se quita la cara de zorrón ni para llorar.

Lo mejor: la inspiradísima, original y delirante escena final.
Lo peor: Carolina Bang.
Lenin
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow