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Voto de carlos bosch benitez:
2
Drama La vida de Katja se hunde cuando su marido y su hijo mueren en un atentado. Tras el duelo y la injusticia, llegará el tiempo de la venganza. (FILMAFFINITY)
24 de abril de 2018
37 de 75 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo único que cuenta en esta película es el contexto. Se trata de desviar la atención del tsunami migratorio programado que sufre Europa hacia algunos incidentes aislados sucedidos hace más de una década (véase el comentario final). Para tales fines propagandísticos el director se apoya en una endeble historia de amor, que se ve truncada por un episodio de odio racial. En el fondo se trata de convencer al espectador de que hoy en día el principal problema de Alemania son los grupúsculos nazis y de que, por extensión, cualquiera que se oponga a la política de inmigración incontrolada en Europa es un filonazi.

Si hemos de creer al director, el “que entren todos” de la señora Merkel no representa en absoluto un problema. Más bien lo contrario, los recién llegados se integran a la perfección en las sociedades de acogida.

Veamos: según un informe de la Policía Criminal Federal (Bundeskriminalamt) para el 2016 (ahora es peor), “de los 40.00 delitos en toda Alemania -casi 150 diarios- en los primeros nueve meses del año, 17.200 fueron agresiones, 6500 robos, 510 ataques sexuales y 139 asesinatos o intentos de asesinato.
Los analistas advierten que esto es solo la parte visible, ya que la mayoría de los delitos no se denuncian por miedo a las represalias, especialmente en pequeñas localidades donde el contacto entre los nativos y los extranjeros es mayor.
… En Baden-Würtemberg, el 87% de todos los inmigrantes que fueron víctimas de delitos en 2016 fueron atacados por otros inmigrantes…”.

Tan estúpido es demonizar al inmigrante individual, como descalificar por sistema a cualquiera que se oponga a la inmigración en masa. Y, lo más estúpido de todo es no darse cuenta de que la política europea de inmigración obedece a una agenda establecida desde hace décadas (el plan Kalergys) para desnaturalizar la identidad nacional de los países europeos. Y, de propina, crear conflictividad social, el caldo de cultivo perfecto para los “pescadores de río revuelto” del Nuevo orden Mundial. Si alguien no ve ninguna conexión entre la destrucción de Afghanistán, Libia, Irak y Siria a manos de USA y de la OTAN, y la oleada de inmigración subsiguiente, que Dios le conserve la vista. Y lo mejor del asunto es que son los mismos que han propiciado toda esta destrucción los que ahora disfrazan sus manejos de humanitarismo y filantropía. El señor Soros debe estar frotándose las manos.

Esto en cuanto al fondo ideológico de esta película, que huele a gato encerrado por los cuatro costados.

Aún así, no me molestaría en extenderme tanto sobre esta obra, pues no lo merece, de no ser por los panegíricos de buena parte de la crítica y por la cantidad de premios que ha recibido o para los que ha sido nominada. Todo lo cual contribuye aún más a que se le vea el plumero.

Siendo generosos, como telefilm para la sobremesa del domingo -entre bostezo y bostezo- la cosa podría tener un pase. Toda esta película es solo un “quiero y no puedo”. Intenta ser un thriller político a lo Hollywood, pero ni por asomo lo consigue, pues con semejante guión sería pedirle peras al olmo. Las escenas del juicio resultan plúmbeas y los personajes, de tan simplones, aburren. Si uno entrara a media proyección sabría distinguir al instante los malos de los buenos tan solo mirando las caras que ponen. Los buenos son todo calor humano, aunque con algún pecadillo menor, que nadie es perfecto. Los malos, en cambio, no solo no paran ni un momento de lanzar torvas miradas -el griego de Amanecer Dorado ya es el acabóse-, sino que incluso su abogado, de llevar bigote, parecería Fu-Man-Chu o el Doctor No.

Además, toda la trama está repleta de incoherencias lógicas y giros innecesarios, que lo hacen todo aún más pesado si cabe. Incluso la supuesta interpretación memorable de Diane Kruger yo no la capto por ninguna parte. Más bien todo lo contrario, lo que veo es una actriz de recursos más que limitados que se pasa media proyección poniendo caras de pena.

En resumen, una basura infumable y deshonesta y una demostración más del rumbo suicida que lleva Europa.
carlos bosch benitez
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