Espléndida ópera prima de Juan Carlos Medina quien, con controladas sorpresas, nos sumerge en una historia tan compleja como interesante (sobre todo en su primera mitad). La dirección es sorprendentemente buena (elegantes largos planos secuencia alternados con primeros planos y un constante movimiento de cámara sorprendente). Los actores están perfectos, Juan Diego está esplendido como el padre del protagonista. Ramón Fontserè y Derek De Link convencen como los “mad doctor” de la función (sobre todo el segundo). Y los niños actúan de manera espectacular. Primer acierto de casting (a excepción Àlex Brendemühl que sigue sin convencerme a pesar de su extensa filmografía, será por esa voz que tiene el pobre). La banda sonora de Johan Söderqvist es soberbia y la fotografía de Alejandro Martínez es de película de gran presupuesto. No es una película fácil pues constantemente cambia entre el pasado (la guerra civil) y el presente y cada vez que lo hace nos da nuevas piezas de un puzle que debemos encajar. Pero este continuo flashback está hecho con inteligencia y requiere del espectador un sobreesfuerzo del que obtiene merecida recompensa a medida que se acerca al tramo final de la película. El guión es espectacular (obra del propio director Juan Carlos Medina y del guionista de “Rec” Luiso Berdejo) al que solo se le puede reprochar ser demasiado ambicioso y abarcar más de lo que puede mostrar. Cine que bordea el terror para acabar asentándose en la angustia y en una sensación de haber vivido una historia que, siendo absolutamente ilógica, el buen hacer de unos profesionales han sabido darle cuerpo y vendernos una ambiciosa moto que circula a toda velocidad. Lastima de ese final de gran giñol que estropea un poco el soberbio tono del resto. Recomendable a quienes quieren disfrutar de una buena película que no de una película fácil.