La película inicia con el funeral de Richard Stoker (Dermot Mulroney), un hombre que falleció en un trágico accidente automovilístico, Evelyn (Nicole Kidman), su abnegada y frágil esposa debe hacer frente a sanear la relación con su hija India (Mia Wasikowska).

India es una joven que tenía una gran relación con su padre, el cual era a la vez su mejor amigo, sin embargo, con su madre nunca ha existido un verdadero afecto, lo que tienen es una relación distante y grosera.

El drástico cambio en sus vidas se ve aún más movido con la llegada de Charles (Matthew Goode), hermano de Richard, un misterioso personaje que resulta vital para el desenvolvimiento del film y que vamos a ir conociendo poco a poco.

Stoker es una película con un discurso fuerte, que hiere e impacta, agresiva cuando tiene que serlo, pero sentimental en algunos momentos, se desarrolla bien en un metraje que apenas excede los 90 minutos, sorprende en varios momentos, e incluso tiene unas actuaciones muy acertadas por parte de todo el elenco.

La película carga con una gran tensión que es bien manejada por el realizador, un montaje que particularmente se me hace soberbio, todo envuelto en una estética muy efectiva que logra envolvernos, y es que ciertamente estamos ante una película bella, por lo bien realizada que es, con cada plano muy bien cuidado.

Este film representa el debut cinematográfico en Estados Unidos del director coreano Park Chan-wook, el cual demuestra que el salto al mercado gringo por parte de directores de otras latitudes puede salir adelante con películas bastante atractivas como es el caso.