Llegamos al final de la cada vez más floja era clásica de Gamera. En esta ocasión, nos encontramos con una gigantesca nave espacial, cuyo parecido con los destructores imperiales de Star Wars es pura coincidencia (es clavada, vaya), que quiere conquistar la Tierra.

En la Tierra hay 3 defensoras galácticas que se supone que están ahí infiltradas para protegerla, y un niño que está conectado de alguna forma con Gamera. Los extraterrestres malvados, por su parte, mandan a una agente infiltrada para allanarles el camino.

Y para llevar a cabo su plan maligno, los malos empiezan a mandar uno por uno a todos los monstruos de las anteriores pelis de Gamera. Y dirás: ¨Ostia, pues qué épico todo, ¿no?¨
Pues no. Por una parte, tenemos el hecho de que cada enfrentamiento de Gamera contra los monstruos, son básicamente resúmenes cogidos de las anteriores pelis, así que el 50% de esta película vienen a ser imágenes de archivo de las anteriores. Tal cual.

Y por otra parte, tenemos todo el rollo de las defensoras estelares, la espía alienígena mala y el niño, cuya trama se va intercalando con las peleas de Gamera. Trama que, conforme avanza la película, te das cuenta de que no influye para nada, de ninguna forma, en la película. Puro relleno entre escenas tomadas de las otras pelis.

Esto es, básicamente, una de las mayores tomadoras de pelo que he visto nunca en una película. Esperemos que la siguiente era esté mejor, porque vaya desastres uno detrás de otro, madre mía.