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Voto de Peter Gabriel 77:
8
Drama Kile Hadley, un magnate del petróleo, y Mitch Wayne, su mejor amigo y empleado, se enamoran de la misma mujer: la secretaria Lucy Moore. Kile, que es un alcohólico irresponsable, se casa con ella, aunque Mitch está convencido de que con esta boda Lucy comete un gran error. Al cabo de un año, contra todo pronóstico, Kyle parece un hombre nuevo: ha dejado de beber y presta más atención a sus negocios. (FILMAFFINITY)
12 de septiembre de 2009
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ayer subsané una de tantas cuentas pendientes, esta vez con Douglas Sirk, quien ya me había propiciado un memorable orgasmo cinematográfico, con Imitación A La Vida, y algún que otro escalofrío de placer, con Obsesión y Tiempo De Amar, Tiempo De Morir. Con ésta esperaba una buena embestida anal y bien, no obtuve la rotura que esperaba pero tampoco mis posaderas se fueron de rositas. Y es una pena, por que desde buen principio uno empieza a pensar que el meneo va a ser de impresión. Ya desde la tremenda secuencia inicial la puesta en escena es fabulosa, la película es un verdadero placer para la vista, con ese impresionante talento que tenía Sirk para la composición de los planos y de los colores, la pantalla se llena de vida y el Technicolor da de sí todo lo que alguna vez pudo dar. El trabajo de Hudson, la Bacall, la lasciva Dorothy Malone y, especialmente, un desaforado Robert Stack, es de los que se recuerdan. Pero algo no acaba de cuajar del todo en este monumento al melodrama y es el guión, que, y en esto Saturday y Bacalao estarían conmigo, se ve con cierto deja vu y cierta sensación de previsibilidad. Lo cierto es que no disfruté sacando mi bola de cristal y haciendo predicciones a mi azote sobre lo que iba a acontecer a cada momento. Y esta es una sensación que, por desgracia, lo acompaña a uno toda la pelicula, que, repito, es un verdadero festín para la vista y un manjar para los amantes del melodrama de aquella época, entre los que me incluyo sin reservas.
Sea como sea, mi culo y yo pasamos un rato fabuloso, no cabe duda.
Peter Gabriel 77
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