Considero que estas películas las escribe un poco Allen a vuelapluma. Trata los temas de siempre, a veces se enfoca más en una cosa, a veces más en otra, y da la impresión de que la trama puede derivar por muchos derroteros. Yo aquí por ejemplo encuentro que hay un giro un poco brusco del protagonista y que la trama abandona un camino que había iniciado al final. Como al final todo queda dentro del universo Allen, pues bueno terminas entreteniéndote con el nuevo giro, pero vamos que si hubiera revisado el principio antes de rodar la película tampoco habría estado mal. Quizás él busca esa espontaneidad al escribir, okay. Más allá de eso, una película entretenida. Vas a encontrar gags y situaciones que podían haber estado en Días de Radio o en Balas sobre Broadway, pero te lo pasarás bien. El final es abierto y bueno, no queda mal. Recuerdo Stardust Memories que era un poco lo contrario: un desarrollo totalmente abierto, casi que parecía un documental, y de repente un final cerrado. Al final, siendo honesto aquella deja mejor sabor de boca que ésta, por esa razón. No quiero abandonar mi crítica sin destacar la increíble actuación de Jesse Eisenberg. Me encanta lo que Woody saca de los actores. Aquí realmente te crees que estás viendo una especie de alter ego de Woody. Quizás una especie de Bogart-Allen. Una especie de alter ego con esteroides. La síntesis perfecta del desdoblamiento que planteó en Sueños de Seductor entre esos dos caracteres. Recuerdo que ahí hasta tenían diálogos, Bogart y Allen, como si fueran dos personalidades en una sola.