La película empieza mal, continúa peor y si logras llegar al final terminas con cara de idiota y la sensación de haber perdido el tiempo con semejante inmundicia. Quien le dijo a Marta Etura que era una buena actriz se podría hacer el Harakiri. Mención especial para el mediocre Joan Massotleiner, que le bastan los segundos del principio para hacerse con el premio al peor actor catalán de la historia. La escena a puñetazo limpio del vestuario es de lo peor rodado en mucho tiempo. Un cero patatero totalmente indefendible. Es normal que estas mierdas las hagan subvencionadas, ningún empresario productor en su sano juicio pondría ni buscaría un puto duro al margen de las Administraciones Públicas.