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España España · Lleida
Voto de Uma:
4
Thriller. Drama Jóvenes bailarines toman accidentalmente LSD mezclado con sangría y así su exultante ensayo se convierte en una pesadilla cuando uno a uno sienten las consecuencias de una crisis psicodélica colectiva. (FILMAFFINITY)
5 de octubre de 2023
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Película que invita a largarse del cine desde los primeros compases. Una propuesta que necesita de enganche, y no funciona, no interesa, avanza sin que nada resulte mínimamente atractivo para la emoción o para el intelecto. Puro vacío, pura marquetería, castillo de naipes sin ninguna sustancia que lo mantenga tieso. Si una película fuera un pene, ésta no lograría la erección, simplemente porque no hay nada detrás del exceso. Libre albedrío del endiosado director, cuyo estatus se ha construido a partir de provocaciones como la presente. El cine es provocación, sí, es extremo, sí, es radicalismo, sí, es mierda, pues no. Esta película es básicamente mierda. Porque una película es mierda cuando no hay drama, no hay personajes, no hay contenido, no hay ningún propósito más allá de generar angustia en el espectador. La mierda genera angustia. Muchas cosas generan angustia. Y no dejan de ser mierda. Si la película se vende como mierda, bien. Si se vende como gran cine, como obra, como innovación, nos están tomando el pelo.

Ya hemos visto películas provocadoras antes, y siempre tienes la sensación de que nos utilizan, de que somos cobayas, imbéciles a los que se vende un producto bien publicitado. Cada vez más, uno se siente manipulado en este mundo de dioses (directores de cine, estrellas de la música, influencers, políticos), y algunas mañanas uno se levanta rabioso y lúcido, y se ríe en la cara de tipos como Gaspar Noé que viven de chorradas que no contribuyen a nada, que solo son capaces de provocar estímulos tan breves como un chute de fentanilo. Somos grandes consumidores de mentiras y de mierdas, y adoradores de capullos y de tuertos que son unos depredadores y unos infelices, pero que tienen habilidades sociales y saben venderse, y que tienen un talento visual aceptable, y la inteligencia de un sapo. Y que están en el lugar correcto en el momento correcto, como podían estar en una iglesia de Florencia y caérseles una piedra en la cabeza (como le paso a un turista de Barcelona hace un par de años). El mundo es así de absurdo. Otra cosa es que debamos adorar a los idiotas que hacen mierda. Eso lo podemos controlar. Nos pueden dar por el culo, pero no tiene que gustarnos. Al menos nos queda eso, la posibilidad de que no nos guste. En ese estrecho margen nos movemos en la actualidad.

Gaspar Noé no es que sea un mal director de cine porque hace malas películas, no es ese el tema. Es un director de cine que hace mierda, y que se publicita con ello, y que hace bandera de ello. Si te gusta la mierda, ahí tienes tu filón.
Uma
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