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Voto de Juan Ignacio :
8
Drama Un sofocante día de agosto de 1945, recién acabada la guerra en Europa, los habitantes de un pueblo se preparan para la boda del hijo de un funcionario del ayuntamiento. Mientras, dos judíos ortodoxos llegan a la estación de tren portando dos misteriosas cajas. El funcionario teme que los hombres sean hijos de los judíos que fueron deportados, que vienen a reclamar las propiedades que ahora tienen ellos de manera ilegal, perdidas por ... [+]
20 de septiembre de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
12 de Agosto de 1945. En una aldea húngara, bajo la reciente ocupación de tropas soviéticas, István Szentes, el secretario municipal del lugar, prepara todo para la boda de su hijo, Árpád, que se va a celebrar esa misma tarde. Sin embargo un hecho le perturbará sobremanera, desasosiego que él trasladará a todo el municipio, la llegada a la vieja estación ferroviaria de dos hombres, judíos ortodoxos según revelan sus trajes, con dos cajas que dicen ser de perfumes. Szentes se adueñó de la perfumería droguería del pueblecito cuando sus legítimos propietarios, los Kollak, fueron deportados.

Ferenc Török dirige y coescribe el guion de esta película cuyo aspecto formal es el de un western. Filme con un argumento que impresiona al espectador y le hace fijar en él la mirada desde el comienzo hasta su conclusión; este es su mejor, y nada pequeño, atributo, que soslaya el análisis del guion, el cual, una vez efectuado, descubre los efectos hipnóticos que llevan a la primera impresión.

Queda patente la denuncia de la apropiación de los bienes de los judíos que fueron deportados, y quién sabe si también delatados ante los invasores alemanes con ese fin, el de adueñarse de sus distintas posesiones, ya fueran negocios, hogares o tierras de cultivo. La ignominia de unos seres que se aprovecharon de la injusticia mortal que caía sobre convecinos suyos; sin embargo habría que destacar, así se nos muestra también, la culpabilidad principal de quien debió ser el mayor partícipe de todo ello, el citado István Szentes, sin que dicho protagonismo elimine las responsabilidades de quienes igualmente se beneficiaron, y colaboraron, con la fatal iniciativa de aquel, incluso de aquellos, la mayoría silenciosa, cuya cobardía les hizo callar y aceptar, como siempre, la opresión sobre ellos del déspota local. En definitiva, un pueblo sojuzgado desde dentro, en este caso desde dentro de sí mismo, más tarde desde el exterior y, finalmente, desde el exterior del mismo modo, pero con distintos tiranos. Esto último en clave interior húngara.

Historia narrada en 90 minutos de manera esquemática y sobria, limitándose a presentar los hechos simplemente, son lo suficientemente claros como para no necesitar ser juzgados por parte del cineasta que los crea. Pero tal vez debido a eso, a que el núcleo de la acción se podría contar aún en bastante menos tiempo, Török introduce una historia, algo melodramática, al margen de la anterior, aunque muy bien engarzada con ella; esta es la que protagoniza la pareja que va a contraer matrimonio; casamiento un tanto forzado, pues aparece ese mismo día un tercer personaje en discordia, Jancsi, el antiguo novio de Kisrózsi que va a formalizar la relación esa tarde con su prometido; lo que hará que el absorbido hijo por parte de su padre termine tomando una acertada decisión que resultará ser la única valiente de las pocas que se producen ante los hechos; lo que motivará a su vez la reacción final de Kisrózsi. Pequeño, pero importante, el rol de la mujer del cacique, Anna, con su punto de ambigüedad en lo referente a su relación con alguno de los expulsados.

En el aspecto artístico destacar la maravillosa fotografía en blanco y negro de Elemér Ragályi, la bella y acertada música de Tibor Szemzö, así como la labor interpretativa de todo el elenco.
Juan Ignacio
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