Para el grado de cinismo actual (les habla un cordobés aterrado por el avance del fascismo en Córdoba) no me sorprende ver cómo les incomoda este tipo de películas a muchos que se creen grandes críticos de cine. Hay una desarrollo de la trama que rompe con los estereotipos (es parte del juego de palabras que propone el título) que demuestra que no es una simple película de acción sino que nos propone una mirada distinta acerca de este fenómeno y cómo puede estar mucho más cercano de lo que parece. Es en los diálogos y en las escenas cotidianas donde marca la diferencia con otras películas que abordan la temática que nos sumen en un mundo mucho más siniestro típico de las horrors movies. Aquí la búsqueda parte de un lugar diametralmente opuesto, el protagonista encarna un rol casi ideal que se encontrará cara a cara con su alter ego frente a un devenir presentado como ineludible, sin embargo balancea todo el tiempo lo dramático con lo psicológico y hasta sociológico, brindando una mirada para tener en cuenta en los tiempos que corren, muy necesaria por cierto.