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Argentina Argentina · Villa Ballester
Voto de therivertoday:
5
Thriller Tras ser testigo de un accidente, Lou Bloom (Jake Gyllenhaal), un apasionado joven que no consigue encontrar empleo, descubre como forma de ganar dinero el mundo del periodismo criminalista en la peligrosa ciudad de Los Ángeles. Su trabajo es llegar al escenario de crímenes o accidentes y fotografiar lo sucedido para venderlos al mejor postor. (FILMAFFINITY)
28 de mayo de 2015
13 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dentro de la cartelera repleta de remakes, spin-offs y secuelas que ofrece la maquinaria hollywoodeana, la revisión del cine policial de los setentas que vienen realizando una serie de directores estadounidenses (James Gray, Nicholas Winding Refn, David O. Russel, Paul Thomas Anderson, Jeremy Saulnier y muchos otros) es verdaderamente refrescante. A esa interesante lista se suma Nightcrawler (2014), del director debutante Dan Gilroy.

Conociendo sus antecedentes como guonista –Chasers (1994), Real Steel (2011), The Bourne Legacy (2012)– entramos al cine sin mucha expectativa, esperando algo bastante malo. Nos llevamos, por suerte, una grata sorpresa. La película engancha, tiene buen ritmo sin ser acelerada, su trama policial funciona bastante bien y los comentarios sobre el periodismo contemporáneo son válidos. Así y todo, no podíamos dejar de pensar en Lumet y en lo que podría haber sido este proyecto en sus manos.

De fondo, el problema surge por una suerte de lectura apresurada de aquel “realismo sucio” que sostenía los policiales en los que Gilroy parece basarse. La sutileza de la lectura socio-política y, particularmente, el complejo, serio e introspectivo análisis de personajes que había en el cine de Lumet, Schlesinger o Schatzberg, se transforma aquí en exclamación, alarde, paroxismo. Todo es llevado, lentamente, hacia el grotesco; y en ese terreno los comentarios sociales pierden buena parte de su potencia: se vuelven anecdóticos bajo la asocialidad extrema, por momentos ridícula, del personaje principal; algo parecido a lo que ocurre en Drive (Refn, 2011) e incluso en Prisoners (Villeneuve, 2013).

Gyllenhaal hace bien su trabajo, pero es casi imposible actuar la transformación que se le pide. De ladrón de pequeña monta, extraño e inteligente, seducido por el discurso mediático del éxito empresarial, hasta manipulador extremo y verdadero mastermind, un emprendedor capitalista que va a pisotear y matar hasta conseguir lo que desea. Ese arco se sostiene únicamente a través del grotesco, y es allí donde reside el mayor problema del film: Gilroy no confía en las relaciones sociales como centro del realismo y decide acudir a la locura, convirtiendo de esa manera en excepción algo que, en verdad, es una práctica regular del periodismo policial y en su propia normalidad es aún más desquiciada y patética.

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Escrito originalmente para "La Pluma en el Ojo": https://laplumaenelojo.wordpress.com/
therivertoday
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