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Voto de Lafuente Estefanía:
9
Musical. Drama Austria, 1938. María es una alegre novicia que abandona la abadía para convertirse en la institutriz de los siete hijos de un militar retirado, el capitán von Trapp, viudo desde hace poco tiempo. La casa de los von Trapp funciona como un cuartel, pero María consigue devolver la alegría a los niños y ganarse su respeto y cariño. (FILMAFFINITY)
28 de abril de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Así se presenta la cinta en los créditos, "Los últimos días dorados de los años 30". El fin de una época de palacios y de bailes de gala, de institutrices y de pacíficos veraneos.
Porque dorados son los atardeceres en esos bellos paisajes de postal, con sus castillos y sus altas montañas.
La historia es de sobra conocida. María (Andrews) es una inquieta novicia que está a punto de hacer sus votos en un convento de Salzburgo. La madre superiora, prudentemente, la manda como institutriz al vecino palacio de los Trapp donde el padre viudo, Georg (Plummer), vive con sus siete hijos.
Una bella historia de amor bien contada. Una historia romántica en un entorno de ensueño, mientras suenan canciones tradicionales e infantiles.
Algo melosa, sí; almibarada, también. Pero hermosa. Tal vez le sobre algún número musical.
Una ágil realización nos va presentando los caracteres de los protagonistas, la rudeza marcial y varonil de Georg, la delicadeza pedagógica y espiritual de María.
Cuidadísima ambientación en la que destacamos el teatro de títeres, la danza tradicional austriaca que baila la pareja en la terraza, la armoniosa mezcla de colores de los vestidos de los Trap cuando actúan en el escenario del concurso o, sobre todo, la escena en el velador donde María luce un vestido de tonos verdes y azules que se reproduce maravillosamente en el paisaje de fondo creando una atmósfera que parece palparse.
Una gran película que ha encandilado a generaciones de espectadores y que sigue despertando el gusto por volver a contemplarla.
Una obra maestra. ¿La prueba final? Que los personajes han conseguido pasar de la pantalla a la vida cotidiana, hasta el punto que hoy entendemos todos perfectamente lo que expresan frases hechas que incluyen términos como "los Trapp" o "Frolian María".
No deja de tener su encanto, por otra parte, que María y alguno de sus hijos alcanzaran a contemplar estas "Sonrisas y lágrimas", el fenómeno social en que se convirtieron y la felicidad que han llevado y llevan a tantos espectadores.
En unos tiempos, ¡ay!, ya no tan dorados.
Lafuente Estefanía
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