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Voto de Lafuente Estefanía:
8
Acción. Drama En el siglo XIX, en un Japón todavía feudal, un samurái llega a un poblado, donde dos bandas de mercenarios luchan entre sí por el control del territorio. Muy pronto el recién llegado da muestras de ser un guerrero invencible, por lo que los jefes de las dos bandas intentan contratar sus servicios. (FILMAFFINITY)
19 de agosto de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Así reflexiona el mercenario, Sanjuro (Mifume), cuando llega a un pueblo donde las dos familias del título quiere cada una imponer su ley. A río revuelto ...
Es bueno que el pueblo tenga un solo amo, "porque si hay dos el que se beneficia es el enterrador".
Y Sanjuro ofrece su catana al mejor postor de los dos. Y juega con ellos, con su egoísmo, con sus traiciones, con su cobardía. Todo sin decir más palabras que las imprescindibles, bastan los gestos o monosílabos.
La llegada al pueblo está calcada de los westerns clásicos. Calles solitarias, visillos que se descorren para atisbar desde las ventanas sin ser vistos y la clásica frase de bienvenida al forastero: "Lárgate de la ciudad". Incluida también la presencia del "gracioso" en el reparto.
El mercenario, el samurái, el pistolero ... sabe bien lo que debe hacer, "A mi me pagan por matar y lo mejor es que todos mueran".
Guion impecablemente construido y desarrollado con una realización un tanto lenta para dar tiempo a manifestar el carácter de los personajes. Sanjuro en el medio, mucho más que un simple mercenario que solo se mueve por dinero, un hombre que a su manera hace justicia mirando al pueblo o que deja caer sus consejos. A veces "Comer gachas es mejor" que correr graves riesgos.
Película coral, con muchos y variados personajes que luego veremos calcados en "Por un puñado de dólares" (Leone, 1964). Los Rojo (Ushi-Tora) frente a los Baxter (Seibei), Silvanito el cantinero, Piripero el tonelero enterrador o Marisol la mujer que retienen contra su voluntad los Ushi-Tora. El mismo intercambio de rehenes, el mismo desenlace.
Pero independientemente de las influencias mutuas entre "Yojimbo" y el western, la cinta de Kurosawa tiene indiscutibles valores cinematográficos hasta el punto de considerarla un auténtico clásico del cine de acción. El ritmo es pausado pero mantiene de forma constante la atención del espectador y da tiempo a que se familiarice con el mundo japonés de la época.
Excelente la fotografía y la música. Excelsa la interpretación de Mifume.
Película que no deben perderse los aficionados al western o al cine en general.
Lafuente Estefanía
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