Una familia feliz de ciudad se muda al campo para sufrir unas consecuencias que todos vemos venir menos ellos. Empezando por la insensatez del padre protagonista, al que dan ganas de enviarle los servicios sociales, y acabando por unos engendros más compasivos de lo que cabría esperar, todo se desarrolla dentro de los cánones del terror sin que los sustos hagan mucha mella en el espectador debido a la previsibilidad de los acontecimientos y a una moralina de trasfondo que no acaba de arraigar. Por encima de unas toscas interpretaciones, destacan unos efectos especiales y de maquillaje bastante logrados, que llegan a perturbar en escenas concretas, en un intento de quitarnos las ganas de hacer excursiones campestres.

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