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Voto de Isaac Paskual:
7
5 de noviembre de 2018
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¡Ver para creer! El bueno de Woody Allen lleva dos trabajos seguidos de siete para arriba, este que hoy nos ocupa e "Irrational man" (2015). Y mira que desde hace algún tiempo ya había empezado a asumir que, si de cada tres películas que entregaba una llegaba a esa cifra, ya era para darse con un canto en los dientes. Pero mira, aquí viene el de New York a taparme la boca, y nada puede gustarme más. Ojalá siga acomodado en esa cifra durante largo tiempo.
En “Café Society” Woody Allen aborda el amor, como no, pero esta vez lo hace desde un acertado, seductor y novedoso perfil amargo que le da un lustre especial al film, y lo diferencia de anteriores trabajos. Últimamente esta de moda la amargura del desamor, y no podíamos quedarnos sin la visión que de ello tiene Allen. Bobby es un joven que viaja a Hollywood en busca de una nueva vida al amparo de su tío Phil, un poderoso agente cinematográfico. Una vez allí el amor llamará a su puerta poniéndose en marcha toda esa maquinaria que tanto le gusta al director neoyorquino. Seguramente en “Café Society” brille más el envoltorio que el propio caramelo, pero al fin y al cabo la cinta es un dulce y eso nunca se desprecia. Argumentalmente, al margen de abordar el desamor, la historia no tiene mucho más, es sencillita, pero esa ambientación con el brillo del Hollywood clásico de finales de los años 20, critica mediante a la industria, le da encanto al producto. También se nota en el texto que Woody Allen vuelve a brillar mediante un guion con algunas buenas perlas y un toque de comedia bastante efectivo que hace más delicioso aún si cabe el producto.
Otros que están absolutamente entregados a la causa son los actores, el reparto es sencillo pero efectivo y esa calidez se transmite al espectador. En Jesse Eisenberg el realizador ha encontrado su perfecta némesis, su yo de joven, y se nota muchísimo.
En definitiva, todo se une para hacer de “Café Society” una agradable y de más altura de la esperada delicia.
En “Café Society” Woody Allen aborda el amor, como no, pero esta vez lo hace desde un acertado, seductor y novedoso perfil amargo que le da un lustre especial al film, y lo diferencia de anteriores trabajos. Últimamente esta de moda la amargura del desamor, y no podíamos quedarnos sin la visión que de ello tiene Allen. Bobby es un joven que viaja a Hollywood en busca de una nueva vida al amparo de su tío Phil, un poderoso agente cinematográfico. Una vez allí el amor llamará a su puerta poniéndose en marcha toda esa maquinaria que tanto le gusta al director neoyorquino. Seguramente en “Café Society” brille más el envoltorio que el propio caramelo, pero al fin y al cabo la cinta es un dulce y eso nunca se desprecia. Argumentalmente, al margen de abordar el desamor, la historia no tiene mucho más, es sencillita, pero esa ambientación con el brillo del Hollywood clásico de finales de los años 20, critica mediante a la industria, le da encanto al producto. También se nota en el texto que Woody Allen vuelve a brillar mediante un guion con algunas buenas perlas y un toque de comedia bastante efectivo que hace más delicioso aún si cabe el producto.
Otros que están absolutamente entregados a la causa son los actores, el reparto es sencillo pero efectivo y esa calidez se transmite al espectador. En Jesse Eisenberg el realizador ha encontrado su perfecta némesis, su yo de joven, y se nota muchísimo.
En definitiva, todo se une para hacer de “Café Society” una agradable y de más altura de la esperada delicia.