Con la dirección del artífice de La matanza de Texas o Poltergeist, a finales de los 80 se lanzó a Freddy Krueger en formato de televisión pero con un papel diferente a las películas. En el episodio piloto se recrea su juicio por jurado popular mientras que en el resto se dedica a presentar los capítulos en plan historias de la cripta y con ocasionales intervenciones directas en el argumento. En todo caso, al final de cada episodio pronuncia una frase lapidaria a modo de moralina en un contexto de humor negro muy alejado incluso de su versión cinematográfica. En realidad, cada episodio contiene dos historias, pero están relacionadas al enfocar la situación en un personaje diferente.

Se emitieron dos temporadas, siendo de mejor calidad la primera que la segunda. En general, hay algunos episodios que aburren por lo absurdo y escaso de su contenido y otros que divierten por el surrealismo de las escenas. Se confunde realidad con sueño más de lo habitual en el cine, pero en ocasiones las historias se tornan pesadas y se hacen largas. Sobre todo cuando la aparición de Freddy es nula. Así que para los que son fans del personaje les podrá saber a poco esta serie e incluso se podrá pensar que la excusa publicitaria es Freddy para insertar una serie de historias de terror con las pesadillas reales como punto de partida. Pero si precisamente ese rollo nos gusta, puede resultar aceptable.