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Voto de Daverunner:
8
Drama William Tell (Oscar Isaac) es un exmilitar y jugador profesional de póker. Su meticulosa vida se trastoca cuando se le acerca Cirk, un joven que busca ayuda en Tell para ejecutar su plan de venganza contra un coronel militar. (FILMAFFINITY)
27 de diciembre de 2021
2 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Inquietante. Este podría ser el mejor adjetivo para El contador de cartas, la última película de Paul Schrader. Probablemente sea un apelativo que se haya repetido en el noventa por ciento de los trabajos que ha realizado durante toda su carrera, tanto en aquellos casos en los que se encargaba únicamente del guion, como en aquellos en los que se ha puesto tras las cámaras.

Gran parte de los ingredientes de su cine aparecen reflejados en su última obra. Pecado, violencia y redención se posan en el personaje de Oscar Isaac, que como un ángel vengador, debe llevar a cabo una misión que le ha sido concedida por obra y gracia de un ser superior a él y por supuesto, sin contar con él.

El planteamiento del filme es bastante austero. Sin grandes alardes, Schrader nos presenta a Tell, un tipo frío, que posee un don para el juego y el manejo de cartas y que huye de cualquier contacto social o humano. A través de una serie de flashbacks, nos deja ver algo de su pasado, tormentoso, en el ejército, que pueden justificar esa huida hacia adelante pasando de puntillas por su actual vida.

A medida que avanza la obra, la aparición de dos personajes va a trastocar el modus operandi del protagonista, provocando así, un cambio en su personalidad. Por un lado, el joven Cirk, un chico que perdió a su padre y al que Tell acoge como si fuera su mentor, para poder ayudarle a encauzar su vida. Por otro, La Linda -Tiffany Haddish, una mujer que viendo el potencial del protagonista como jugador de cartas, contrata sus servicios para ir de casino en casino buscando rédito económico.Estas dos nuevas presencias borran de un plumazo la soledad del personaje principal y esa sobriedad en el planteamiento inicial que, salvando las distancias, pueden recordar a filmes como El Silencio de un hombre de Melville o El Profesional de Besson, se va transformando.

La segunda parte de la obra es más agitada, mucho más potente si atendemos al aspecto visual. Hay que destacar, en este sentido, el paseo nocturno en el jardín de luces, con la canción Arise Sun de fondo, como punto de inflexión en la historia. Además, se trata de una experiencia sensorial para el espectador, puro espectáculo óptico.

Y, finalmente, la redención, esa que persigue a Schrader desde su niñez, debido a su educación calvinista. Esa que le marcó desde sus orígenes debido a la educación calvinista que recibió y que enfatiza la depravación de la naturaleza moral humana hacia la necesidad de la gracia soberana de Dios en la salvación. Ambas, la depravación en la figura del coronel y la salvación en el acto final del filme, dejan al espectador con una sensación extraña, desasosegante y áspera.

Nadie podrá sorprenderse por ello, es puro cine de Schrader y sabían a lo que se exponían. Muy recomendable, tanto por la historia y su desarrollo, como por el gran papel de Oscar Isaac. Un actor que va camino de convertirse, si no lo es ya, en uno de los tres mejores de su generación.

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Daverunner
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