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Voto de Daverunner:
8
Drama Umberto es el propietario de una elegante sastrería, pero está perdiendo clientes debido a la competencia que le hace Leone, un sastre judío. La rivalidad profesional propicia toda clase de estrategias y trucos sucios. Sin embargo, sus hijos pequeños van juntos al colegio y sus hijos mayores son novios. Esta situación cambiará cuando, en 1938, el gobierno italiano aprueba las leyes raciales contra los judíos. (FILMAFFINITY)
6 de diciembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas en las que las miradas de sus protagonistas dicen, en muchos casos, más que todos los diálogos que puedan compartir. Competencia desleal es un claro ejemplo de ello. Algunos momentos en silencio, que comparten Abatantuono con Castellito son oro puro en este sentido. Ettore Scola coloca la cámara y deja que esos silencios y miradas calen en el espectador. Que refuercen el mensaje que se les está tratando de transmitir desde la obra a la que asisten.

Una película repleta de humanidad, representada dentro de un marco en el que la sociedad perdió todo atisbo de ésta: los años treinta, con el auge de los totalitarismos -fascismo, nazismo y comunismo- que destrozaron el corazón del viejo continente y de aquellos que lo habitaban.

Esa tensión, la tristeza imperante y las injusticias que se cometieron en pro de leyes elaboradas por auténticos maníacos, aparecen reflejadas perfectamente de la mano de Scola, algo que ya había realizado anteriormente en la notable Una jornada particular. El veterano director introduce, dentro de un marco tan angustioso u oscuro como la Italia de finales de los años treinta, elementos cómicos que hacen de la obra, una comedia dramática con tono más agrio que dulce.
Que el narrador de la película sea uno de los niños ayuda a suavizar el tono general del filme. Visto desde el punto de vista inocente de un crío, la tragedia adquiere otros tintes. Además, la cinta tiene muchos momentos cómicos, pero se trata de un humor muy cáustico, cargado de ironía.

Y por encima de estos elementos destacan las figuras de los dos actores principales. Abatantuono está perfecto. El orondo actor -ya era el mejor del reparto en la maravillosa Mediterráneo, ganadora del Oscar en 1991- se pone en la piel de un hombre sencillo, cuya única preocupación es el devenir de su sastrería.

Alejado de cualquier cuestión política, ama su profesión y no entiende por qué nadie en su familia quiere continuar con el negocio. Su hijo mayor estudia en la universidad, mientras que su hermano Angelo -Gerard Depardieu- es un profesor de bachillerato preocupado y centrado en la situación política del momento. Todo lo contrario que el bueno de Umberto, cuya humanidad desbordante impera en la obra.

Leone por su parte es un tipo aparentemente más espabilado. Aprovecha cualquier situación para sacar rédito frente a su competidor, mostrando una habilidad innata y superior en el plano comercial. El drama de este pequeño comerciante es su condición de judío. Y ese caracterización, la de un tipo inteligente y despierto preocupado y en algunos casos superado por los acontecimientos que les están sucediendo a los judíos, son mostrados de forma excelente por Castellitto.

Dos actores en estado de gracia, una gran historia y un director que pocas veces ha defraudado. El resultado es una notable comedia dramática -más lo segundo que lo primero-, que merece muchísimo la pena. De esas películas que te dejan reflexionando un tiempo después de haber finalizado.

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Daverunner
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