Como en la anterior entrega, la sangrecilla sale a borbotones por todas partes. Si la sangre no sobresale de la pantalla es porque la que es en 3D es la séptima. Lo desagradable gana terreno al disfrute en cada escena. De nuevo el mensaje que se pretendía en las primeras entregas, el amor por la vida que a John no le quedaba, es modificado por Hoffman y transformado en una Brutalidad sin límites. Personalmente tengo que decir: De que van prohibiendo la película o recortarla en los cines, Sensibleros (en el mal sentido).

VEDLA Y DISFRUTAD SI CREÉIS QUE PODÉIS