Cuando se estrena una película de Robert De Niro es que yo me echo a temblar. Han sido tantas las bazofias que ha hecho que no es para menos. Pero mira tú por dónde, es una de las pocas veces que me he llevado una grata sorpresa porque la verdad es que no está mal la película, no.
Se trata de una comedia amable, con su punto de amargura pero que hace que pases un rato agradable, sin demasiadas pretensiones, lo que, tal y como está el patio, no es moco de pavo. Trata temas que pueden ser actuales: a los jubilados se les aparta de la vida productiva como los esquimales dejan apartados en los caminos a sus mayores, cuando pueden aportar todavía algo de valor a la sociedad y también el papel de la mujer trabajadora, que muchas veces se la hace elegir entre la familia y el trabajo como si fueran actividades opuestas cuando deben ser complementarias. Pero tampoco estamos ante un film de arte y ensayo.; es una comedia que se ve con una sonrisa en los labios y bastante disfrutable.
En definitiva, que De Niro (que parece que ha hecho promesa para cargarse su propia leyenda) por fin estrena una película que, aunque no es que sea buena, sí se deja ver, y él hace un papel sin sus tics y sin poner la cara de Robert De Niro. Visto lo visto, no es poco.