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Voto de Ford Farleine:
6
Drama. Aventuras Tras la muerte de su padre, Sal Paradise (Sam Riley), un neoyorquino que aspira a ser escritor, conoce a Dean Moriarty (Garrett Hedlund), un expresidiario de un encanto arrollador y casado con la liberada y seductora Marylou (Kristen Stewart). Sal y Dean se hacen amigos al instante. Sedientos de libertad y decididos a huir de la rutina y la monotonía, emprenden un viaje hacia el Sur con Marylou. Adaptación de la novela homónima (1957) ... [+]
14 de junio de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay que valorar positivamente la osadía de adaptar el mítico libro escrito por Jack Kerouac “En el camino” y cuya translación al arte cinematográfico ha estado dando tumbos por diferentes despachos pasando de mano en mano y de director a director. Al final fue el brasileño Walter Salles el que se llevó el gato al agua y, tras muchos amagos, ya nos ha llegado la adaptación.
Hay algunas obras que no se deberían ni siquiera intentar adaptar porque hay que darse cuenta de que literatura y cine son dos artes muy diferentes aunque han mantenido una relación de interdependencia profunda. Pero es que hay obras que tienen muy difícil adaptación como por ejemplo “El Quijote” o “Ulises” y eso que muchas veces he escuchado y he leído la extrañeza por la ausencia de adaptaciones cinematográficas de calidad de ellas, pero hay que preguntarse cómo se puede reflejar las diferentes voces narrativas de la obra de Cervantes o el imposible monólogo interior del segundo. Entiéndaseme bien, ha habido adaptaciones muy buenas y últimamente se ha convertido en un filón, sobre todo porque muchos escritores ahora escriben ya pensando en la película que se va a hacer de su libro que más que un libro parece un guión.
Pues esta diatriba viene a colación porque en esta ocasión pasa un poco lo mismo. Aquí lo importante (que también) no es tanto las aventuras de Sal (el propio Kerouac), Dean (Neal Cassady) o Carlo (Ginsberg) sino la forma de contarlo con ese estilo peculiar de Kerouac que él mismo denominó prosa espontánea, a lo más que se puede llegar es a captar su esencia, a tocar con la yema de los dedos su espíritu. Y eso, hay que reconocerlo, lo consigue Salles con la voz en off y con los flashbacks. Por ello es una película interesante aunque no haga toda la justicia a ese clásico de la generación beat.
Ford Farleine
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