El estimulante cineasta británico Joe Wright, reputado por sus adaptaciones de clásicos literarios como Expiación, más allá de la pasión y Orgullo y prejuicio; además de un gran talento para la narración atrevida y el montaje le han convertido en un director más que respetable que además busca salirse de encasillamientos genéricos. Ahora se atreve con esta precuela del famoso cuento de J. M. Barrie en un blockbuster veraniego para toda la familia y en 3-D.

Wright toma el mando de este pryecto en el que prima el diseño visual y la espectacularidad por encima de eficiencias narrativas. El exceso plaga la pantalla de color y trucos como si hubiera sido firmada por Baz Luhrmann, además del añadido de canciones populares del rock (se canta Nirvana y The Ramones) y del exuberante vestuario de los personajes.

Todo este mundo parece superar a Wright, que solo se limita a dirigir como una aventura para toda la familia que nunca es suficiente atrevida en tono, presentándonos a los conocidos personajes del cuento (incluído Garfio) contra un enemigo común, el Barbanegra de Hugh Jackman.

Un villano que no está a la altura y un Garfio, de secundario cómico a veces insoportable, no ayudan a esta por otro lado, suficientemente entretenida cinta que supone un paso atrás en la carrera del director pero que puede funcionar gracias a su llamativo diseño que atraiga a las familias a los cines.

El Crítico Inquilino