No es ni buena ni mala, es entretenida, nada más (como indica el título de la crítica). Es una sencilla película de aventuras con pequeñas dosis de humor basada en una novela gráfica del siempre magnífico Alan Moore que reúne a los héroes ficticios más importantes del siglo XIX o XX (los personajes creados por Julio Verne, Mark Twain, Bram Stoker, Oscar Wilde, H. Rider Haggard y Robert Louis Stevenson) y su lucha contra un villano que quiere dominar el mundo, también conocido en las novelas de Sir Arthur Conan Doyle que no vale la pena mencionar cuáles son porque ya lo sabréis. La película tiene buen argumento, sobredosis de acción y grandes efectos especiales. El papel de Allan Quatermain le sienta mejor a Sean Connery que a Richard Chamberlain en "Las minas del rey Salomón", además, este papel le sirve a Connery para retirarse del mundo del cine a lo grande (la única actuación notable en la película). El ritmo no flojea en ningún momento y no es una película pesada y lenta debido a su destacable duración de 110 minutos.