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España España · Shangri-la. Andalucía
Voto de Maggie Smee:
5
Drama. Intriga Nominada a tres premios Oscar, incluido el de Mejor Actor. Denzel Washington y Frances McDormand protagonizan esta adaptación, cruda y audaz, de Joel Coen. Un lord escocés es convencido por unas brujas de que se convertirá en el futuro rey de Escocia. Adaptación de "Macbeth", de William Shakespeare.
3 de junio de 2022
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
“La tragedia de Macbeth” que firma Joel Coen no es horrenda, pero su verdadera tragedia es que se queda a medio gas, resulta como mucho pasable, y es que es lo que se suele entender como una película fallida, con ciertos puntos atractivos que pueden interesar, pero es de las adaptaciones menos logradas de la obra, que sigue siendo aún, la que acarrea más fama de “maldita” de todas las escritas por su autor.

No sé hasta qué punto ha influido que Joel Coen no haya contado con su hermano Ethan, pero su mayor fallo es una dirección sin garra. El dejar todo el peso (o la responsabilidad) en la obra en sí y coordinar sus elementos casi de forma automática ha sido su principal defecto. Para colmo su director es un artista alejado del teatro, y por más que se haya inspirado visualmente en Dreyer, Welles o Grigori Kozintsev, no ha manejado el lenguaje teatral, su carga dramática está dispersa y ha quedado a años luz de los mencionados. Incluso carece del “suspense” y elementos “fantasmagóricos” que imprimió Polanski en su versión.

Su arranque, sus primeros minutos, es lo mejor, sobre todo con la fabulosa aparición, aunque breve, de Kathryn Hunter como bruja, la más destacada de todo el reparto. Claro, te frotas las manos y piensas que esto va a ser un festín. Pues no, ahí acaba todo, el resto va a trancas y barrancas.

La obra se ha respetado en gran parte. Los hechos se suceden con orden, pero las “escenas cumbre” pasan como una más y es una pena que, por ello, para los más ajenos estos clásicos, puedan creer que estos sean sinónimo de ladrillos, cuando realmente siguen siendo fuente de inspiración para miles de historias, sean directamente adaptaciones o inspiradas en Shakespeare.

La fotografía de Bruno Delbonnel en potente blanco y negro es quizás lo mejor del apartado técnico, de ahí que junto a su diseño de producción, fuesen nominados al “Oscar” junto a su protagonista, aunque esto último que ahora comentaremos, es sin duda es más discutible. También la música del habitual colaborador de los hermanos Coen, Carter Burwell es acertada. Sus decorados, que pueden resultar bonitos, parecen que no terminen de estar ensamblados con la acción. Están más por capricho o gusto que por necesidad.

El casting es, junto a la dirección, lo más desafortunado. La elección de Denzel Washington no ha sido muy acertada y su labor es bastante plana. La sensación de que, aunque haya hecho teatro clásico, aquí ha estado perdido y sin alma, cosa imprescindible para el personaje. Frances McDormand, esposa del director y coproductora, ensalzada con tres estatuillas y actriz que a mí personalmente me gusta, en esta ocasión realiza una de sus más opacas y desaprovechadas intervenciones. Su Lady Macbeth carece de recovecos, de avaricia y maldad. Los protagonistas hablan, conspiran, pero no se dan un beso, no hay deseo, ni siquiera soterrado. Tampoco se comunican con sus miradas, ni se ríen o se relamen con el triunfo de sus conspiraciones. Ya no sé si en esto entrarán o no las extrañas exigencias puritanas de Denzel Washington, de ideologías o lógicas para mí incomprensibles y que parece que se las haya copiado al cantante y actor ocasional Peret.

El resto del reparto cumple con corrección, pero nunca nos conmueven, incluso algunos “looks” resultan demasiado modernos y nos sacan de contexto. Y el que hayan combinado actores afroamericanos con caucásicos no lo entiendo, y no sé el porqué se excluyen a latinos, asiáticos, indios, albinos, aborígenes o esquimales. Ya puestos a hacer un film políticamente correcto para que nadie se sienta excluido, hagamos un cine Benetton con todas sus posibilidades, aunque sea sin justificación, ¿no? Esto no es la primera vez que ocurre y me temo que seguirá pasando. No deja de ser paradójico que una película que toca temas tan oscuros y retorcidos, al final pretenda ser “bienqueda” y políticamente correcta.
Maggie Smee
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