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Voto de Maggie Smee:
6
6,3
29.234
Terror. Intriga. Drama
Una pareja estadounidense que no está pasando por su mejor momento acude con unos amigos al Midsommar, un festival de verano que se celebra cada 90 años en una aldea remota de Suecia. Lo que comienza como unas vacaciones de ensueño en un lugar en el que el sol no se pone nunca, poco a poco se convierte en una oscura pesadilla cuando los misteriosos aldeanos les invitan a participar en sus perturbadoras actividades festivas.
27 de julio de 2019
331 de 430 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fue con su primer largometraje, “Hereditary”, cuando hace un año irrumpió en el panorama cinematográfico Ari Aster, consiguiendo el apoyo de la crítica y gran parte del público. Ahora lo hace con “Midsommar” y, aunque sea pronto poder afirmarlo ya que en España se estrenó ayer, parece que lo está haciendo repitiendo resultados.
Hay cosas, al menos para mí, que son innegables. Para empezar se trata de un cine alejado a lo que estamos acostumbrados a ver, lo cual de entrada lo agradezco aunque, por esa misma razón, provoque un desconcierto mayúsculo entre el “gran público”, que sale al término de la película resoplando o directamente cabreado, puede que por culpa de que sus trailers son tramposos y venden lo que no hay.
También debo aclarar que tanto “Hereditary” como esta “Midsommar” no me resultan films de terror. Yo no busco en el género del terror la típica producción hecha a base de sobresaltos o convencionalismos, pero ambos films los veo de género más bien dramáticos, no me provocan miedo alguno, si no que me atraen más por los temas que propone aunque no los termine por desarrollar, sobre todo en este caso, por lo que el comentario del guión lo reservo para el espacio del “spoiler”, porque además pienso que es lo más flojo de la película.
Ari Aster dirige eficazmente. Sus planos aéreos, sus carreteras invertidas dejando el asfalto como cielo... no son casuales y están realizados en el momento justo para ir dando pistas y creando clima. Saber mover a sus actores. Incluso sabe de lo que habla al retratar con acierto lo que son ciertos efectos alucinógenos, están muy bien plasmados y sin subrayarlos de forma gratuita. Cuenta con un equipo que le resuelve bien, no ya en la música, el montaje, el sonido o su vestuario, que por supuesto que sí, si no con el difícil trabajo de fotografía de Pawel Pogorzelski, que trabajó en “Hereditary”. El rodar la mayoría de las escenas de día y con sol, habrá supuesto un trabajo enorme el evitar que la cámara recogiera sombra en cualquier momento, porque sería casi imposible evitarla, sobre todo con los movimientos tan difíciles en algunas escenas y con tanto personaje merodeando de un lado a otro.
El reparto es correcto en toda su amplitud, especialmente en el caso de Jack Reynor y sobre todo de su protagonista, Florence Pugh como Dani, a la que en todo momento la película barre a su favor.
Sus dos horas casi y media pesan, sobre todo en su recta final. Puede que el “obligado” recorte que tuvo que hacer su director para evitar la calificación de mayores de 18 años y que hubiera restringido bastante su distribución en Estados Unidos le haya beneficiado, aunque sea él quien ha insistido que para su versión en DVD le vaya a incluir el metraje íntegro de tres horas. Es cierto que el hecho de “cortar” pocas veces ha beneficiado al autor o autora y al resultado final de la producción, pero me parece que ya con su duración en cines era excesiva para lo que tenía que contar.
Por último, antes pasar al “spoiler”, su director confiesa que para “Midsommar” ha tenido conscientemente la influencia de ciertos films como “Tess” y “Macbeth” de Polanski, “Narciso negro”, de Powell y Presburger o de “Qué difícil es ser un dios”, de German. Puede que sí, pero a nivel superfluo porque yo sigo pensando que la más clara inspiración, tanto en estructura, como en idea y en ciertas escenas ha sido “El hombre de mimbre”, de Robin Hardy, aunque sin llegar a su nivel de desparrame ni del sentido del humor, y eso sin contar con trabajos televisivos como por ejemplo "Galería nocturna", en donde ya nos contaban historias parecidas. Señalar también que el "aplicar" el más puro teatro griego en algunas de sus escenas, con la inclusión de "corifeos" es un acierto, aunque el "gran público" desconozca tal fórmula.
Hay cosas, al menos para mí, que son innegables. Para empezar se trata de un cine alejado a lo que estamos acostumbrados a ver, lo cual de entrada lo agradezco aunque, por esa misma razón, provoque un desconcierto mayúsculo entre el “gran público”, que sale al término de la película resoplando o directamente cabreado, puede que por culpa de que sus trailers son tramposos y venden lo que no hay.
También debo aclarar que tanto “Hereditary” como esta “Midsommar” no me resultan films de terror. Yo no busco en el género del terror la típica producción hecha a base de sobresaltos o convencionalismos, pero ambos films los veo de género más bien dramáticos, no me provocan miedo alguno, si no que me atraen más por los temas que propone aunque no los termine por desarrollar, sobre todo en este caso, por lo que el comentario del guión lo reservo para el espacio del “spoiler”, porque además pienso que es lo más flojo de la película.
Ari Aster dirige eficazmente. Sus planos aéreos, sus carreteras invertidas dejando el asfalto como cielo... no son casuales y están realizados en el momento justo para ir dando pistas y creando clima. Saber mover a sus actores. Incluso sabe de lo que habla al retratar con acierto lo que son ciertos efectos alucinógenos, están muy bien plasmados y sin subrayarlos de forma gratuita. Cuenta con un equipo que le resuelve bien, no ya en la música, el montaje, el sonido o su vestuario, que por supuesto que sí, si no con el difícil trabajo de fotografía de Pawel Pogorzelski, que trabajó en “Hereditary”. El rodar la mayoría de las escenas de día y con sol, habrá supuesto un trabajo enorme el evitar que la cámara recogiera sombra en cualquier momento, porque sería casi imposible evitarla, sobre todo con los movimientos tan difíciles en algunas escenas y con tanto personaje merodeando de un lado a otro.
El reparto es correcto en toda su amplitud, especialmente en el caso de Jack Reynor y sobre todo de su protagonista, Florence Pugh como Dani, a la que en todo momento la película barre a su favor.
Sus dos horas casi y media pesan, sobre todo en su recta final. Puede que el “obligado” recorte que tuvo que hacer su director para evitar la calificación de mayores de 18 años y que hubiera restringido bastante su distribución en Estados Unidos le haya beneficiado, aunque sea él quien ha insistido que para su versión en DVD le vaya a incluir el metraje íntegro de tres horas. Es cierto que el hecho de “cortar” pocas veces ha beneficiado al autor o autora y al resultado final de la producción, pero me parece que ya con su duración en cines era excesiva para lo que tenía que contar.
Por último, antes pasar al “spoiler”, su director confiesa que para “Midsommar” ha tenido conscientemente la influencia de ciertos films como “Tess” y “Macbeth” de Polanski, “Narciso negro”, de Powell y Presburger o de “Qué difícil es ser un dios”, de German. Puede que sí, pero a nivel superfluo porque yo sigo pensando que la más clara inspiración, tanto en estructura, como en idea y en ciertas escenas ha sido “El hombre de mimbre”, de Robin Hardy, aunque sin llegar a su nivel de desparrame ni del sentido del humor, y eso sin contar con trabajos televisivos como por ejemplo "Galería nocturna", en donde ya nos contaban historias parecidas. Señalar también que el "aplicar" el más puro teatro griego en algunas de sus escenas, con la inclusión de "corifeos" es un acierto, aunque el "gran público" desconozca tal fórmula.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
SPOILER
Como hemos dicho su guión es lo más flojo. El arranque es bueno, no ya por el drama que rompe la vida de Dani y que nos hace interesarnos más por ella, si no por la relación que tiene establecida con su novio Christian, que oscila entre la supeditación y el maltrato solapado, ingredientes casi imperceptibles por muchos y que es tan habitual que se dé entre las parejas de forma casi “normal”. Los amigos del novio también manipulan a su antojo Christian, creando una relación bastante fría y tensa con su novia. Hasta ahí bien.
Lo que ya no se entiende tan bien es la relación entre Dani y Pelle, el amigo sueco del grupo. Le tira algún trasto que otro, pero no hay en ningún momento un intento de acercamiento o de intentar romper esa relación para beneficiarse él, ni siquiera ya en Suecia.
No importa que sea previsible todo lo que va a ocurrir una vez llegado el grupo protagonista a la localización sueca, lo “extraño” es que vayan desapareciendo uno a uno los invitados “extranjeros” y no levante la suspicacia de ninguno de los protagonistas. En todo ese proceso no hay “suspense”, no hay ni pistas ni sospechas, parecen que estén ocupados en otros menesteres sin importarles lo que pase.
También hay detalles desaprovechados como en la comida donde todos tienen una bebida de color amarillo, excepto Christian, que es el único que la tiene de una tonalidad más oscura, pero nadie se fija y eso tampoco se explica. El espectador supone que la secta que los agasaja está detrás de esto, pero al final resulta irrelevante, como el personaje del joven nacido de la endogamia del grupo, totalmente desaprovechado.
Las claves que se plantean y que pudieran resultar interesantes, como el defender el sacrificio/ suicidio de los más mayores, porque alargar la vida innecesariamente es algo “ilógico”, no tiene mayor conflicto entre ninguno de los personajes. El que tampoco haya ninguna confrontación ideológica con la comunidad sueca, que ninguno de sus personajes tenga ninguna crisis religiosa o existencial, sobre todo en el caso de Dani, resulta como si por muchos temas pasaran de puntillas sin hincarle el diente a nada. No es que esperase un drama “bergmaniano”, pero todo esto no hubiera quedado tan anecdótico, sobre todo porque el hecho de que Dani haya perdido a toda su familia parece que es una excusa para que posteriormente acoja a la comunidad con más facilidad como familia.
La última cosa que recuerde y que me llamó la atención es que la celebración se haga cada ¡90 años! No hay supervivientes de una celebración a otra, la costumbre del rito se podría perder. ¿Por qué no celebra cada doce años como los doce horóscopos chinos o los occidentales? Es mucho tiempo el que pasa para tener regulado “el censo” de la comunidad. Y ya puestos así, ¿cuántos miembros la forman? ?No hay ningún número mágico el que deben siempre respetar?
Creo que Aster se ha permitido contar una historia no muy original metiendo demasiado ingredientes y sin haber limado previamente algo que podía haber quedado con mejores resultados para la alegría de sus seguidores y para la satisfacción de los que buscaban algo que el trailer les vendía, y era al menos inquietarles, por mucho que la crítica se vuelva otra vez loca y lo apoye incondicionalmente.
Como hemos dicho su guión es lo más flojo. El arranque es bueno, no ya por el drama que rompe la vida de Dani y que nos hace interesarnos más por ella, si no por la relación que tiene establecida con su novio Christian, que oscila entre la supeditación y el maltrato solapado, ingredientes casi imperceptibles por muchos y que es tan habitual que se dé entre las parejas de forma casi “normal”. Los amigos del novio también manipulan a su antojo Christian, creando una relación bastante fría y tensa con su novia. Hasta ahí bien.
Lo que ya no se entiende tan bien es la relación entre Dani y Pelle, el amigo sueco del grupo. Le tira algún trasto que otro, pero no hay en ningún momento un intento de acercamiento o de intentar romper esa relación para beneficiarse él, ni siquiera ya en Suecia.
No importa que sea previsible todo lo que va a ocurrir una vez llegado el grupo protagonista a la localización sueca, lo “extraño” es que vayan desapareciendo uno a uno los invitados “extranjeros” y no levante la suspicacia de ninguno de los protagonistas. En todo ese proceso no hay “suspense”, no hay ni pistas ni sospechas, parecen que estén ocupados en otros menesteres sin importarles lo que pase.
También hay detalles desaprovechados como en la comida donde todos tienen una bebida de color amarillo, excepto Christian, que es el único que la tiene de una tonalidad más oscura, pero nadie se fija y eso tampoco se explica. El espectador supone que la secta que los agasaja está detrás de esto, pero al final resulta irrelevante, como el personaje del joven nacido de la endogamia del grupo, totalmente desaprovechado.
Las claves que se plantean y que pudieran resultar interesantes, como el defender el sacrificio/ suicidio de los más mayores, porque alargar la vida innecesariamente es algo “ilógico”, no tiene mayor conflicto entre ninguno de los personajes. El que tampoco haya ninguna confrontación ideológica con la comunidad sueca, que ninguno de sus personajes tenga ninguna crisis religiosa o existencial, sobre todo en el caso de Dani, resulta como si por muchos temas pasaran de puntillas sin hincarle el diente a nada. No es que esperase un drama “bergmaniano”, pero todo esto no hubiera quedado tan anecdótico, sobre todo porque el hecho de que Dani haya perdido a toda su familia parece que es una excusa para que posteriormente acoja a la comunidad con más facilidad como familia.
La última cosa que recuerde y que me llamó la atención es que la celebración se haga cada ¡90 años! No hay supervivientes de una celebración a otra, la costumbre del rito se podría perder. ¿Por qué no celebra cada doce años como los doce horóscopos chinos o los occidentales? Es mucho tiempo el que pasa para tener regulado “el censo” de la comunidad. Y ya puestos así, ¿cuántos miembros la forman? ?No hay ningún número mágico el que deben siempre respetar?
Creo que Aster se ha permitido contar una historia no muy original metiendo demasiado ingredientes y sin haber limado previamente algo que podía haber quedado con mejores resultados para la alegría de sus seguidores y para la satisfacción de los que buscaban algo que el trailer les vendía, y era al menos inquietarles, por mucho que la crítica se vuelva otra vez loca y lo apoye incondicionalmente.