- Desgranando a Eastwood: Mirar a alguien a los ojos y ver que no está en paz consigo mismo. Alguien que ha perdido demasiadas oportunidades y ha dejado escapar demasiados trenes. Alguien que se ha procurado tanta seguridad en sus actos para no errar, que se ha ido quedando solo. Alguien que tiene miedo porque cuando ha intentado algo, le ha salido mal y no quiere volver a equivocarse. Este tío ha aceptado su derrota y ha sabido más o menos adaptarse a su mundo de soledad y arrepentimiento. Rellena su día a día con algo que le mantenga activo. Su gimnasio y el boxeo rellenan solo en parte ese vacío interior que le come cada vez que llega a casa y recuerda a la hija que tanto le duele que no le responda sus cartas. Por eso va a misa cada día, y por mucho que vista de pagana socarronería su dolor, pide a gritos alguien que le escucha y le dé soluciones para redimirse. Se muestra duro por fuera, pero por dentro es fácil de ablandar. Basta una conversación llena de sinceridad de una Hilary Swank punch en mano para dejarlo completamente k.o. Ese es Eastwood aquí.

- Desgranando a Swank: Tan sola como Clint Eastwood pero por motivos muy diferentes. Su familia da asco. Son el vivo reflejo del egoísmo, el desagradecimiento y la parasitosis social. Gente que nunca la ha apoyado y ha pasado de su culo, por lo que ella misma ha tenido que luchar por sus sueños. Ella representa la motivación, las ganas de vivir y las ansias de crecimiento. Destila vitalidad y enamora por su brillo. Dispuesta a arriesgar y sin miedo a equivocarse, acabará siendo lo que su entrenador tuvo miedo de ser. Y sí, le salió muy mal al final. Pero hasta en el mismo momento de su muerte, ella descansó en paz porque supo que no dejó pasar su tren y no se dejó nada en el tintero por probar.

- Desgranando a Freeman: Es el punto medio entre ambos y el elemento clave para que nazca la relación entre los dos. Él supo luchar como Swank, hizo todo lo posible por triunfar y al final también le salió mal, pero es un hombre en paz consigo mismo por haber aprovechado las oportunidades que le dio la vida. Aún así también tiene ese sentimiento de culpa y arrepentimiento de Eastwood, porque se supo con capacidad para llegar más lejos pero nunca pudo hacerlo por las taras y el paso de los años. Una espina clavada que le hace respirar boxeo hasta el punto de vivir dentro del gimnasio porque es lo único que le mantiene vivo. Para mí, el personaje más importante de la historia pues es quien hace fuerza de verdad para que todo vaya ocurriendo. es de alguna manera el motor que hace que todo funcione, porque conoce cómo se siente la boxeadora y cómo se siente el entrenador.

Maravillosa historia de amor y admiración mutua que trasciende más allá de lo vivido en vida y que abre el arduo debate de la eutanasia, la muerte digna y el buen vivir. Porque para juzgar si algo está bien o está mal, hay que conocer la historia de quien está detrás de ese algo, conocer sus vivencias y sus dramas personales y no ofrecer sentencias y veredictos desde la ignorancia de la generalización sin pies ni cabeza.

UNA MARAVILLA.